viernes, 12 de septiembre de 2014

La Universidad a la que vuelve Rubalcaba (2ª parte)

El diseño de la universidad española no se hizo para la competición internacional en las listas de los mejores del mundo y mucho menos para producir como salchichas futuros premios Nobel, tal y como últimamente reclama e intenta implantar la derecha española.

De hecho, la universidad española en su época moderna y de plena expansión fue concebida para algo bien diferente. La realidad obligaba a que así fuera, ya que la administración educativa se encontró un solar, que fue el que dejaron épocas pasadas que hicieron mas bien poco que cumplir un expediente vacío de ambición. El primer reto de esos comienzos, primeros años de la democracia, era crear lo mas rápido posible una extensa clase media, y para ello, entre otros menesteres, la ingente inversión para la creación de universidades públicas en todos los rincones del país. Tal cual y a cara descubierta.

El ingreso masivo de las clases populares en las aulas de la universidad española fue la verdadera punta de lanza de la modernización del país, de su expansión comercial y cultural internacional y de los subsiguientes cambios políticos. Basta con analizar las declaraciones y discursos de todos los presidentes del gobierno hasta la fecha, haciendo referencia a las "mejores generaciones formadas", para darnos cuenta de la contundencia con la que la ciudadanía estaba presente en la universidad española, y lo sigue estando.

La especialización llegaría paulatinamente después, en una etapa que todavía no ha concluido y que a mi juicio carece de interés suficiente para todas las administraciones que han pasado por Moncloa. Me refiero, es evidente, a la investigación y ese ya manoseado I+d+i. Por tanto la formación de clases medias era el objetivo primordial, unas clases medias que fueran los sólidos cimientos de un país que se repensaba a sí mismo y que tardaría todavía años en consolidarse en su espacio mas cercano, Europa. Una confluencia ineludible.

La universidad a la que ha vuelto Rubalcaba, dista mucho de ese primigenio modelo que se extendió a la totalidad de las provincias españolas y casi todas sus ciudades importantes. Es una universidad que habla en Europa y en el mundo con voz propia y que es referente internacional en la recepción de estudiantes extranjeros. A lo que hay que añadir un ingrediente que me parece esencial. La universidad española habla, se relaciona e invierte en su entorno mas cercano, se arraiga en la sociedad en la que convive y crea redes de interacción con entidades ciudadanas y profesionales de todo tipo. Es decir, el modelo de inversión en la educación pública es horizontal, igualitario y universal, desciende hasta llegar a todas las capas de la sociedad y no promueve élites excluyentes.

Desde la creación del Espacio Europeo de Educación Superior, la universidad española, como la del resto del continente, está en un profundo proceso de transformación hacia la creación de centros de investigación, que todos los actores implicados ya han manifestado debe pasar a otra fase. Muchos han sido los errores detectados en la implantación del Plan Bolonia, pero ninguno tan grave como el aumento indiscriminado de las tasas que ha expulsado de facto a los mas débiles de la universidad pública, o directamente les ha prohibido la entrada. Otra de las grandes obras del Partido Popular.

Pienso que la línea hacia la que debería caminar la Universidad pública es la indicada por la Carta Río2014, evento recientemente concluido y que reunió a parte de lo mas granado de las universidades iberoamericanas. Este nuevo planteamiento nos lleva hacia un espacio de confluencia social, responsable de su comunidad, integrador y envolvente. Un espacio lejos de la endogamia de la competición permanente que quiere imponer un modelo anglosajón, al que todos sus defensores hacen referencia en pro de "ser algo en el mundo" y ninguno de ellos, curiosamente, a los avances que repercuten en la vida diaria de los habitantes del planeta (avances que son de inmediato patentados y comercializados por compañías internacionales que desconocen el concepto de Responsabilidad Social Corporativa).

Falso es el argumento y craso el error el debatirnos entre los extremos de la excelencia (posibles premios nobel VS justicia social), cuando está mas que demostrado que con una decidida inversión paralela a una responsable política de inclusión, es compatible tener instituciones de referencia internacional en todos los campos del conocimiento que, además, sean accesibles para el común de los mortales. Rechazo la necesidad de elección, como si estuviéramos en una selva salvaje en la que impera el sentido de la supervivencia, cuando el sentido de la educación pública es bien distinto.

José Luis Puerta, que firmó el artículo publicado por El País el pasado 3 de Septiembre, obvió decir que, además de otros méritos, también fue el Director General de Educación en el primer gobierno de José María Aznar. Quizá sea esa la inspiración que ha recibido a la hora de denostar la universidad a la que ha vuelto Rubalcaba.

Julio López Guillén es Historiador del Arte por la Universidad de Murcia (Presidente del Consejo de la Juventud de la Región de Murcia 2004-6, ex-asesor de la Portavoz socialista en la Asamblea Regional de Murcia y militante del Partido Socialista Obrero Español). @juliolpzguillen