viernes, 16 de noviembre de 2018

La tierra te dió los pies... Juan Montoya los zapatos.

Todos conocéis mi pasión por Iberoamérica. Siempre ha sido así porque siempre he pensado que es el lugar del mundo donde todo está siempre en ebullición, donde siempre se puede soñar porque siempre está todo por hacer.

En ese poliuniverso que conforman todos los países, razas y culturas que se entrelazan en Iberoamérica, caminas poco a poco para poder observar todos los diamantes que te encuentras en el camino. La constante dinámica que se vive desde Tierra de Fuego hasta el mundo latino de USA, tiene lugares clave donde debemos detener nuestra mirada, uno de ellos es Colombia.

La especial situación del país del café, las flores y el acento paisa, entre los andes, la selva, el Pacífico y el caribe, es uno de las más interesantes a cuanto a expresión artística se refiere. Hace bastante que la bailaora flamenca Cristina Hoyos sentenció en una entrevista que las artes conversan entre sí, y eso es precisamente lo que hace Juan Montoya con el calzado.

En un ejercicio de inspiración máxima ha conseguido que confluyan el diseño de vanguardia con el estilo propio colombiano, a lo que podemos sumar calidad en los materiales y comodidad en el uso, este último detalle, sin duda, de lo más apreciado por los consumidores.

En el proceso de producción de cada par de calzado se dan cita la música del grupo francés Paradis, una lluvia infinita de colores y los mejores programas de diseño. El resultado es una personalidad valiente, un producto no apto para personas que se rindieron a la rutina, sólo para quienes salen a comerse el mundo.

Os aconsejo, por tanto, que os deis una vuelta por sus redes, Canal de Juan Montoya en Youtube   y también en Instagram  . Una vez allí, si os pica la curiosidad, contactarle... siempre responde. Lo hace desde su taller en la ciudad de Medellín, cuna de Botero, amor de Gabriel García Márquez, epicentro de todo lo nuevo que hay en el continente y recientemente declarada por la UNESCO como centro de aprendizaje cultural.

Y puesto que de viajes estamos hablando, os comento una confidencia sobre esta promesa del arte:  Juan Montoya tiene su pequeño nexo de unión también con mi tierra, la Región de Murcia. Él es sin duda el fan número uno en Colombia de la polifacética influencer, modelo y DJ murciana Sita Abellán.

El Nuevo Mundo, la gastronomía antioqueña, un hombre guapo, el país de los colores, mi debilidad con los zapatos.... mira que al final me tendré que mudar.

martes, 13 de noviembre de 2018

Lo mío con el inglés

Nunca me gustó... he de admitirlo.

El inglés siempre me sonó lejano y frío, sin ningún tipo de atractivo o de musicalidad relacionada con aquello que me rodeaba en mi infancia o adolescencia. Pero había que aprenderlo en la escuela, en el instituto... o llegados a la edad adulta, para poder trabajar.

Antes de eso, cuando me zambullí en los referentes culturales del momento (finales de los 80, principios de los 90) encontré mi primera horma del zapato... Annie Lennox, y me atrapó.

Fue entonces cuando a partir de 4 palabras sueltas que sabía del idioma mis padres me apuntaron a las famosas "clases particulares" y empecé a traducir las canciones de la diva británica. Y entonces me gustaron más. Fue ella, gracias a ella, que comencé a descubrir otro idioma y a quitarme de encima la indiferencia que me producía... y de ahí me fui a Extreme, Aretha Franklin o los Bee Gees.

Quiero decir pues, que no fue el sistema educativo el que consiguió despertar mi interés por el inglés, como tampoco lo hizo por casi ninguna de las materias que teníamos en las clases. Lo cierto es que, salvando honrosas excepciones, a mi me tocaron los maestros y profesores con el culo más gordo del universo educativo, gente que iba a cobrar a fin de mes y con cero vocación de docente.

Lo mío con el inglés se había convertido entonces en una relación de amor-odio. Necesitaba aprenderlo para poder cantarlo en plan "desatada" cuando mis padres no estaban en casa... ya sabéis, cuando un bolígrafo se convierte en un micrófono y cualquier trapo es el atuendo perfecto para tu actuación estelar.

Luego te metían por lo ojos lo de aprenderlo porque si no "no ibas a ninguna parte", algunos de mis amigos se iban en verano a campamentos de verano en UK, ellos que podían, y volvían diciendo cosas como "By the way" y chorradas varias por las cuales les cayeron las correspondientes collejas.

Pero sí, se hizo importante lo de saber inglés. También en el mercado laboral, pero ya os digo que he tratado de esquivarlo siempre que he podido. Y al fin descubrí la verdadera razón de mi desdén para con aprenderlo... no era el idioma en sí, era toda la atmósfera rancia que lo rodeaba. Un aire de superioridad de quiénes sí lo hablaban con respecto a los que no... sí, esa élite que en otras épocas te hubieran mirado mal por no llevar abrigo de pieles (el tuyo era polipiel), o por no tener el último modelo de Mercedes-Benz (mi padre tenía un taxi que era un Seat), o porque no veraneabas en Campoamor (Islas Menores forever), ahora lo hacía por el tema del inglés... curiosamente, la misma gentuza.

Cuando mejor me llevé con mi nuevo idioma fue cuando me tocaba atender a los escoceses que se ponían tibios a cervezas en los bares que curraba en verano... eso sí que es aprender. Siempre he mantenido la teoría, que alguna vez será comprobada científicamente, de que los escoceses son los murcianicos del mundo anglosajón. No los pierdas de vista.

El inglés se hizo necesario pero no imprescindible y me gustó aprenderlo por empatía y no por obligación... es como creo que hay que hacer todo lo que enriquece tu vida. Conclusión, que sí, que hablo inglés... cuando me da la gana y es estrictamente necesario.   

Hagan ustedes lo propio, les dejará buen sabor. 


lunes, 8 de octubre de 2018

La mentira de VOX

Había en medios y redes un encendido debate sobre si hay que hacer difusión o no de los actos del partido político VOX. Siempre he sido de la opinión de que las realidades hay que encararlas y por supuesto es lo que haré con esta formación y cada uno de sus mensajes.

Hemos de superar el debate estratégico de si medios y redes son los guardianes de lo que realmente está pasando en nuestro país, o en cualquier punto de la sociedad, y aceptar que medios y redes son únicamente portadores de esas realidades y que sólo reflejan la intensidad de cada momento.

Vayamos a las propuestas, que son éstas: https://www.voxespana.es/biblioteca/espana/propuestas-memes/100medidasgal_dbed3f181006061406.pdf

Tratando esta propuesta con la seriedad que merece cualquier propuesta política habría que empezar por citar la nula seriedad de las medidas económicas, pocas y la mayoría inconcretas. Es decir, como todos los partidos que prometen cualquier cosa para quedar bien con su posible electorado. Un clásico.

No hay un programa o anexo económico que se adjunte a esta propuesta para hablarnos de cómo van a financiar esas medidas a través de los presupuestos generales del estado. Tampoco existe en su web un análisis mínimo de alguno de sus líderes sobre cómo abordar estas materias. No hablan de la deuda externa del Estado, del déficit de las corporaciones locales por asunción de competencias impropias pero si que se atreven con una medida estrella, "liberalizar el suelo" para que sea apto urbanizarlo todo menos lo que sea "convenientemente justificado" excluir. Ya conocemos esa receta, se llama burbuja inmobiliaria y nos costó 60mil millones de €, que sepamos hasta la fecha y un incontable número de dramas humanos y familiares.

VOX hace especial hincapié en suprimir el estado autonómico y propone centralizar todas las competencias al máximo. Con ello, no sólo pretende retrotraernos 40 años atrás en materia de desarrollo territorial sino que además peca de no haber aprendido una lección que a la derecha nunca le ha gustado, la vertebración de las diferentes identidades que conviven en el Reino de España. Es no haber aprendido de la historia del lugar donde se vive. Y lo que ha pasado en nuestro país cuando la derecha se ha envalentonado, alcanzado el poder y actuado sobre la vertebración territorial, también lo conocemos, se llama dictadura.

Otra de las especiales atenciones recae sobre la nación, su protección y la necesidad imperiosa que tenemos de echar de España al que no sea realmente español. Migración ilegal, insultos a la corona y desterrar las lenguas cooficiales de la función pública son elementos que ligan a la integridad de nuestra patria. Es un cóctel y por tanto hay que separar los ingredientes para comprenderlos.

Para VOX insultar a la bandera o al Jefe del Estado debería estar penado gravemente. Cualquier migrante que cometa un delito grave debe ser expulsado y la riqueza cultural de nuestros pueblos no es más que algo anecdótico... como una toque de color de la primavera. Se olvidan, por supuesto, de las grandes conquistas de las democracias consolidadas, como son, a este respecto: la libertad de expresión, la necesidad de los flujos migratorios que frenen el envejecimiento de la población y el hecho de que la pluralidad cultural ha de ser asumida por el conjunto de la sociedad para que ésta pueda expandirse y seguir creciendo.

Una lectura pormenorizada de las 100 medidas de "La España Viva" rebautizando el "Viva España" de toda la vida del señor, nos dará una clara impresión de que estos señores no son serios, como no lo han sido nunca. Aunque hayan especificado entre todas las medidas que hay que recuperar Gibraltar. Se trata de la propaganda más barata y quieren aprovecharse, una línea tras otra, del miedo transformándolo en odio.

Incluso hay una medida de entre todas que pudiera parecernos a simple vista un acierto. La consecución de energías limpias y renovables con el objetivo de la "autosuficiencia". Observemos el detalle. No hablan de contribuir a un planeta más justo y de progreso social, sino de autarquía, la receta de la derecha de siempre.

Se quejaban en su mitín de Vistalegre de que los llamaban "fachas" por todo esto y por más. Lo cierto, es que son fachas y tienen la libertad de serlo por la mayoría de las leyes que ellos mismos pretenden eliminar. Eso es el fascismo. Y por eso son un peligro del que hay que hablar, pero que no hay que respaldar con votos.

El problema con VOX (sí, es un problema) no es tanto lo que dice, sino lo que NO dice. Cuando hablan de "inmigrantes" y de su expulsión no se paran ni un momento en hablar de humanidad, ni de salvar vidas, ni de reconocer el esfuerzo y la tragedia de quiénes se juegan la vida por venir a ofrecernos su trabajo y su experiencia. Hablan de la defensa de la vida desde su concepción, pero ni una palabra de las vidas que se quedan en nuestras costas o que precisan de asistencia médica porque no reconocen como un asunto Salud Pública a los migrantes que están entre nosotros, a los que derivan únicamente a los servicios de urgencia. No es serio porque ya lo aplicó el PP en sus años de gobierno y generó problemas mayores, no es consistente porque al eliminar la atención primaria se producen más gastos y, sencillamente, no es humano.

La última perla de esta lectura es que quieren que las mujeres no puedan abortar sacándolas de la sanidad pública, porque según ellos es una "intervención quirúrjica ajena a la salud" al igual que las operaciones de cambio de sexo.

Sí, yo también tendría miedo de esta panda. Pero el miedo se vence con valor, con el valor de rebatir cada una de las medidas que han propuesto, con la fuerza de la democracia que entre todos nos hemos dado y con la memoria viva de España, que ya vio una vez qué pasó cuando esta gente gobernó nuestro país.

No les votes, que no vuelvan.

domingo, 23 de septiembre de 2018

Cómo pillar a un embustero en dos pasos

La importancia del discurso reside en saber si realmente tienes discurso o si lo que has hecho delante de toda esa gente es tan solo un ejercicio teatral destinado a, una vez más, llevarte su confianza y salir corriendo. En ambos lados de esta cuerda hay ejemplos para todos los gustos, marcas o personas que sí tienen un discurso pero no saben cómo transmitirlo y actores profesionales a los que se les pilla enseguida. Por eso es tan importante la escenografía para unos y otros y en esa puesta de largo, hay que atender no sólo a lo que dice, sino también a lo que no ha dicho.

En las mejores historias que nos contaron en los cines, en los libros o en cualquiera de las leyendas de fantasía que escuchamos de pequeños, la diferencia entre la realidad y la ficción estaba o bien al principio de la historia o bien al final. Para ser más exactos, antes del comienzo y/o después del final.

Si trasladamos ésto al mundo de cualquiera que esté de cara al público (publicidad comercial o comunicación política) deberíamos considerar la historia que nos están contando como un marco fijo, como una "foto finish", en la que pretendan que centremos nuestra atención. De esa cobertura se encargan ciencias tan loables como la oratoria, la retórica y otras que tantas luces han dado a la historia del parlamentarismo o de la comunicación visual. Es lo que llamamos el discurso.

Pero las personas que trabajamos en el mundo de la comunicación de manera profesional preferimos otro término, uno que engloba, además de la imagen que nos están proyectando, al antes y al después de la escena de la que estamos siendo testigos privilegiados. Es lo que llamamos el relato.

Por eso, si quieres pillar a un embustero en el mundo de "lo público" tienes las herramientas necesarias para hacerlo, sólo te hará falta una dosis de paciencia. Para empezar comprueba qué es lo que antes de esa campaña o discurso han hecho, basta con investigar un poco en las redes o en las hemerotecas para ver si lo que te están contando ahora tiene concordancia con sus pasos anteriores. Ésta es la parte fácil porque tenemos la costumbre de guardarlo todo y si no es en la red, las bibliotecas están llenas de referencias comerciales y políticas de las que puedes hacer uso... y gratis.

Por ejemplo, una marca que jamás a tenido presencia en redes sociales y que de un día para otro se lanza a la conquista de todas las plataformas no tendrá una credibilidad sostenible en términos de transparencia comercial. Sobre todo porque esa práctica no suele ir acompañada de RSC (Responsabilidad Social Corporativa), balance de cuentas públicas o un código de suministros que atienda a las normas internacionales de comercio justo. En la parte política, un candidato que no haya dado palo al agua en su vida pero que en su ejercicio de "transparencia" publique en su agenda hasta las citas con el médico tendrá mas bien poco que ofrecerte. A groso modo, pero son casos que todos conocemos porque la actualidad nos los pone en bandeja con, creo yo, demasiada frecuencia.

La parte complicada es la del "después", es decir, si habiendo concordancia entre el antes y el ahora, podemos confiar en que cumplirán con lo que nos están ofreciendo, ya sea un "nuevo producto" o un "nuevo plan de parques y jardines". Ésto solo lo veremos con el tiempo, de ahí que os indicara tener paciencia.

Sin adelantarnos, podemos fijarnos en el ahora, o sea, en el discurso. En ese marco fijo o "foto finish" donde centrar nuestra atención. Porque un buen discurso tiene, sin duda, unos puntos esenciales que relataré en un próximo artículo, pero que podríamos resumir en tres: atención, duda y emoción.

Si quien quiera que sea que te esté hablando consigue captar tu atención, que pienses aunque sea por un instante en lo que te está contando y finalmente produce en ti alguna emoción (ya sea de aprobación o rechazo) habrá salido victorioso de la conversación que mantiene contigo.

La confianza, de lo que va todo esto, es un ejercicio personal e intransferible (como el DNI) y todos la basamos en parámetros que tienen que ver con nuestros recuerdos, nuestra intimidad y nuestras aspiraciones. Sobre todo en las dos últimas porque, habitualmente, son las más inmediatas. Lo que quiere decir que pecamos en demasía de poca memoria.

Así es que si quieres pillar a un embustero no pierdas el hilo del relato. De los discursos ya nos encargamos los que nos ganamos la vida escribiéndolos.

sábado, 15 de septiembre de 2018

La importancia de ser diferente

Cuando la historia parece que se vuelve a repetir, me ha parecido oportuno rescatar para vosotr@s este artículo en el que hablaba de lo esencial que es el respeto a las diferencias, sean las que sean. Desde hace poco en España y de una manera completamente irresponsable diversos responsables políticos se han apropiado de un mensaje muy peligroso para la convivencia en nuestro país. Me preocupa, porque han dejado de lado la vanguardia y modernidad por, sólo, un cálculo de escaños en las Cortes Generales. Será lamentable que pierdan en su apuesta, porque entre el original y la copia, siempre se escoge al original y la traducción de esto es que el fascismo entrará con siglas propias en las instituciones españolas, como ya lo ha hecho en otros países de nuestra querida Europa.
Aún queda tiempo para recapacitar. Hasta entonces este artículo sirvió de aviso entonces y espero que ahora también:
"En estos días en que el mundo parece que se viene abajo, que la economía está mal (como si hubiera estado bien alguna vez) donde siguen las guerras, el hambre, la violencia y el sufrimiento de tantas personas, hay que pararse un momento, mirar alrededor, respirar profundo y dar un paso más para terminar con todo lo anterior... porque siempre será buena idea dejar atrás el dolor. Han sido los poderosos, los que desde sus poltronas de dinero estafado han decidido quienes formaban parte de la élite y quienes no. Su cruel variable espartana seleccionaba a los mejores de cada casta, de cada casa, de cada familia y dejaba al resto atrás, en el pozo, en la miseria del olvido.
El objetivo estaba claro: señalar al considerado diferente del normal, ensañarse con el distinto para cercarlo, apartarlo y, por último... eliminarlo. No hay mayor indecencia que una sociedad que excluye a sus semejantes.
Las mujeres, los pobres, los gays, los de otro credo, los de otra raza, aquellos que pensaban diferente o los discapacitados. Daba igual siempre y cuando estuvieran lejos, callados o muertos.
Las tornas cambiaron y poco a poco hemos podido comprender que una de las mayores riquezas de las que disponemos en este planeta es precisamente la existencia de las diferencias, aquellas que en lugar de alejarnos verdaderamente nos acercan a componer el gran mosaico que es la humanidad y que compone la más compleja y pura de todas las sociedades conocidas.
La vida es sagrada y ninguno de nosotros nunca más podrá dar marcha atrás, porque hemos conseguido barrer del pensamiento más actual la lacra de la vergüenza de ser distinto; ahora los diferentes son ellos, los que nos daban la palmada en la espalda, los que nos miraban por encima del hombro, los que nos perdonaban la vida con una sonrisa.
Ser distinto sigue siendo un reto, porque la igualdad de las leyes que nos hemos dado aún no ha calado en lo más profundo de la ciudadanía, pero lo hará. Ser distinto y reconocido como tal es hoy el reclamo que hemos de hacer todos para recordarnos que ese camino del principio está aún por andar. No usemos ninguna excusa para olvidarnos de quien nos necesita.
Ser diferente es hoy garantía de atención y aún mas importante... es un símbolo a la dignidad del ser humano, porque son los diferentes los que enlazan a nuestro mundo con la justicia, la prosperidad y el bienestar.

En estos días, en estos tiempos, a todos vosotros, a todos los diferentes... gracias."
Publicado en "La Opinión" el 27 de Noviembre de 2010. Y AQUÍ EL ENLACE.

jueves, 30 de agosto de 2018

La columna del verano

Este verano tuve el honor de recibir el encargo de Alberto Aguirre de publicar en "La Verdad" una columna semanal, que habéis podido leer los lunes en la edición impresa y , un poco después, en la edición digital. Las he trabajado desde el placer que me ofrece el escribir para tod@s vosotr@s y la esperanza de poder seguir compartiendo todo cuanto pasa en mi vida.

Esta fue la primera de ellas, las demás os la dejo en los enlaces que publiqué en Twitter:

"Espejos"


Europa, esa gran burbuja de los derechos civiles que durante décadas se ha erguido frente al mundo como referente internacional de la esperanza y el humanismo, vive, pese a todas sus dificultades, siendo todavía un faro que guía las luchas en diversas partes del mundo.

Hace poco tiempo, una de mis mejores amigas me preguntaba mi opinión acerca de si ella debía participar en la Huelga Feminista del 8 de Marzo de este año. Sobra decir que, prácticamente siempre, rehúso opinar sobre temas que conciernen de pleno a las mujeres, pero tratándose de una confidencia por amistad, hice la excepción y le hablé.

Expuse varios argumentos, quizá los más conocidos por todos los que hemos opinado alguna vez sobre ese evento, feminismos incluidos. Pero guardé para el final el que creo que es la piedra sobre la que descansan todos los demás, que no es otro que la obligación ética que tenemos aquellas personas que vivimos mejor de hacer todo lo que podamos para que los demás también vivan mejor.

Que mi amiga acudiese a los actos del 8 de Marzo, o que yo haya dedicado más de 20 años de mi vida al activismo medioambiental y de derechos humanos, sí hacen que haya personas que vivan mejor y quieran vivir mejor. Porque en un mundo conectado todo lo que hacemos se escucha y se ve en todas partes.

Los movimientos ciudadanos que conformamos con nuestras manifestaciones, huelgas, marchas y todo tipo de acciones tienen reflejo en nuestros primeros aliados naturales, todos los países que forman Iberoamérica.

Y ahora, desde hace pocos días un importante medio como Univisión, líder en la comunidad latina en Estados Unidos, ha inaugurado AzulyRosado que podéis encontrar en formato podcast en casi todas las plataformas (incluidas Itunes y Spotify), comandando por el periodista NeyEnrique. Es un comienzo importante en el sector hispano y auguro buenos resultados, espero de tanto o más éxito que los de Wisteria Lane en RadioNacional de España, que tan bien dirige y presenta mi admirado Paco Tomás.

Hacemos camino al andar… decían. Y es verdad. Caminemos pues juntos para que el trayecto se nos antoje menos largo y sobre todo, menos pesado.

*Publicado en La Verdad del 16 de Julio de 2018.

Ahora os dejo los enlaces a todas las publicaciones de este verano. Gracias por leerme y pos vuestros comentarios.

MAR MENOR. Una carta a mi primer amor. 23 de Julio de 2018.

A FUEGO LENTO. Cuidar a los amantes. 30 de Julio de 2018.

CON LA MÚSICA A OTRA PARTE. Disfrutando de los bares. 6 de Agosto de 2018.

CRECIENDO. La tecnología también es diversa. 13 de Agosto de 2018.

LA CASTA. La TV y sus propias modas. 20 de Agosto de 2018.

TU PROPIO VIAJE. Quedarse también es una opción. 27 de Agosto de 2018.

Espero que las disfrutéis y estaré encantado de recibir vuestros comentarios aquí, o en cualquiera de mis redes ;)

jueves, 16 de agosto de 2018

Criminales confesos


Hablar hoy de Venezuela es hacerlo sobre una de las más calamitosas tragedias que se viven en Iberoamérica. La nación más rica del continente vive sumida en un caos inalterable donde lo único seguro es que el día siguiente saldrá el sol, todo lo demás, desde las tareas cotidianas a cualquier empresa o ilusión que alguno de sus ciudadanos pueda soñar es, simplemente, una especulación a la que pocos se atreven.

Según datos de la Organización de Estados Americanos (OEA), más del 60% de la población vive en la pobreza y de éstos, más de la mitad roza la miseria. Además, en un reciente informe del mes de mayo, la Secretaría General de este organismo, apoyada por un nutrido grupo de observadores internacionales, documentó más de mil casos de violación de los derechos humanos y políticos por parte de los cuerpos de seguridad del régimen. Este informe, rechazado por las autoridades venezolanas, comprueba además cómo se ha dotado con armamento de grueso calibre a la Policía y Guardia Nacional para la represión de manifestaciones, violando la propia constitución bolivariana, en su artículo 68, que deja en manos del Ejército este tipo de usos.

Pero esta historia no es solo un cruce de datos y constataciones de graves ataques contra la población, es también un documento con nombres propios, de aquellas personas que en su día a día luchan con su poco margen de maniobra por librarse de un círculo vicioso que parece no tener final, porque la comunidad internacional, inexplicablemente, parece no ponerse de acuerdo en como desalojar del poder a quiénes están cometiendo crímenes de lesa humanidad.

Samuel tiene 19 años y hace unos meses dejó su empleo de ayudante en la banca porque cobraba el salario mínimo, unos 4 dólares. Ahora trabaja en una agencia de publicidad por un par de dólares más. Con este dinero paga el alquiler del apartamento de 20 metros cuadrados en el que vive en un barrio del sur de Caracas y debe alimentarse a duras penas. Los productos a los que puede acceder son los de la canasta básica y casi siempre  fuera de los supermercados con precios regulados, porque cuando le llega su turno en la cola de varias horas, simplemente no queda nada que comprar. La cola empieza a las 6 de la mañana, es de cientos de personas y a las 8 se avisa a los que quedan que pueden marcharse, se acabaron las existencias. Así pues debe remitirse a establecimientos no regulados en los que el precio de cualquier artículo es hasta 5 veces mayor. Recientemente se le han diagnosticado piedras en el riñón, una dolencia de la que no podrá tratarse porque la sanidad pública venezolana no tiene recursos para atender a nadie que padezca más allá de un resfriado. Para curarse, debería salir del país vía Colombia, pero no puede hacerlo porque carece de pasaporte, y para conseguir este documento debería pagar el soborno de casi 50 dólares que los funcionarios le exigen para expedírselo. El precio de este soborno depende del lugar del país donde preguntes y del funcionario que te toque ese día, desde esos 50 dólares hasta los más de 200 que podemos encontrar en la ciudad de Maracaibo o Isla Margarita, mejor conectadas con el extranjero. Pese a lo titánico de la empresa, es su único camino.

Igual piensa Jesús, que tiene 25 años y es odontólogo en dos clínicas de la capital, trabaja a comisión y cobra según el volumen de pacientes. Él tiene mayor suerte porque la mayoría de los clientes proceden de los barrios de mayor poder adquisitivo y porque el miembros de su familia reciben remesas del exterior, es decir, que sólo ha de preocuparse de su propia manutención. Una semana antes de la redacción de esta crónica, pudo salir de fiesta a un conocido local de baile, fue la primera vez en meses y siempre con medidas de precaución tales como no llevar nada de valor encima. Ni siquiera el celular (teléfono móvil), porque el índice de asaltos en Caracas es el más alto de todo el continente. Su pasaporte caduca el año que viene y es el plazo que se ha puesto para salir del país, a cualquier precio y a cualquier parte, preferiblemente Europa, y aquí buscarse la vida de cualquier manera, como ya han hecho miles de sus compatriotas.

Nos habla también Carlos, de 23 años y estudiante de Comercio Internacional en una universidad ubicada en la costa venezolana. Su manutención depende del ínfimo salario de su madre, maestra jubilada que vive en otra ciudad y que de manera mensual puede proporcionarle no más de tres dólares. Con esa cantidad debe alimentarse y lavarse, es evidente que no es suficiente y por tanto tiene que “resolver”, que es como llaman los venezolanos al hecho de practicar trabajos o trueques en negro. Apenas le queda un semestre para graduarse y sueña con poder irse a Perú, donde ya emigraron otros familiares que pueden recibirlo.  El año pasado, lleno de rabia pero también de esperanza, se jugó la vida y participó del movimiento cívico-estudiantil que paralizó casi la totalidad del país en una ola de protestas que pretendía frenar la ocupación total del poder por parte del chavismo, en la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente, un parlamento a imagen y semejanza del dictador, donde la oposición política no está presente, y que no es reconocida oficialmente salvo por Corea del Norte, Rusia, Bolivia, Cuba y la imaginaria república de Donetsk.

Aquellas protestas, que terminaron en más de un centenar de muertos, heridos, desaparecidos y muchos más presos, fueron el punto de hartazgo de la ciudadanía para con la Mesa de Unidad Democrática (MUD) y sus guiños de diálogo al régimen. Ahora, esa fragmentada oposición política no es más que uno de los divertimentos favoritos del dictador Nicolás Maduro.

La MUD tampoco participará en las elecciones locales que se celebrarán pasado este verano, porque ya no reconocen el sistema de votación del Consejo Nacional Electoral, copado por el oficialismo, y en el que se han detectado y probado selectivos fraudes tal y como denuncia el activista por los derechos humanos Gustavo Tovar Arroyo en su documental “Chavismo, la peste del siglo XXI”, presentado en abril y que se puede visualizar en Youtube. El documental aborda la llegada de Hugo Chávez al poder y como se han arrasado y laminado todas las capas de acción democrática del país, usando el dinero del petróleo, hasta llegar a la actual situación de carestía e inseguridad. 

Intentando justificar su actividad pública, decía Cristina Fernández de Kirchner, expresidenta de Argentina y hoy senadora, calificada como una de las mayores chorizas de la historia de su país por el periodista Jorge Lanata, que no se pueden comparar entre ellos los procesos de cambio político en las naciones de Iberoamérica. Y tenía razón, aunque por razones bien distintas.

Lo que desde hace años sucede en Venezuela precisa de varias ejemplificaciones simultáneas, porque se trata del saqueo y expolio que vivió la propia Argentina desde Menem a De la Rúa, junto con la ineptitud en la gestión de los recursos públicos en el Chile de Pinochet, mezclado con la corrupción sistémica de las instituciones de la peor época del PRI mexicano, sumado a la cacería y posterior tortura de cualquier disidencia como la que sucedió en el Paraguay de Stroesner o el Brasil de Castelo Branco. Un narcoestado fallido convertido en el mismo infierno.

Carlos, Samuel y Jesús tienen varias cosas en común, pero la más importante es que, debido a su edad, sólo han conocido el chavismo como régimen político, y se niegan a aceptar que han de continuar viviendo con una espada encima del cuello. Desde fuera del país, son cientos las iniciativas que se han puesto en marcha para paliar en la medida de lo posible la inexistencia de recursos de la ya desaparecida clase media venezolana y se han organizado plataformas de todo tipo, sobre todo a través de las redes sociales y promocionadas casi todas ellas por exiliados que anteriormente ejercían como juristas, militares, médicos, empresarios o ingenieros. Desde fuera actúa Markomusik, un conocido humorista, que utiliza su perfil en Instagram para recaudar fondos que se usan en tratamientos médicos para niñas y niños de Venezuela, él mismo advierte que no siempre puede atender todos los casos por el alto número que peticiones que le llegan. Algunos no se han ido, se han quedado y siguen luchando, es el caso de María Corina Machado, una política venezolana y exdiputada en la Asamblea Nacional, que todos los días desafía a la policía política de la dictadura (el SEBIN) paseando a pie o circulando en su propio vehículo. Muchas de estas amenazas las publica en su perfil de twitter, uno de los más visitados de la esfera política venezolana, con más de 4 millones de seguidores.

La preocupación por la situación de crisis humanitaria en la tierra de Simón Bolívar es constante, y estos días se ha extendido a otra de las naciones de la órbita del chavismo, Nicaragua, donde se está mascando la tragedia porque ya se han traspasado todas las líneas rojas por parte del presidente Ortega, alejándose de los parámetros que protegían la convivencia y la democracia. Organismos internacionales, observadores y activistas ya sólo esperan que no alcance esos niveles de desolación que se están viviendo hoy en Venezuela. Los mismos que, algunos en España, todavía justifican cobardemente en la lucha de clases.

domingo, 15 de abril de 2018

Julieta... qué grande eres

Hace poco, leía en una publicación de un perfil de Instagram, la opinión de que nuestra famosa Julieta, la fatídica protagonista de la obra firmada por William Shakespeare, situada sin embargo en nuestros tiempos, no hubiera optado por el suicidio sino que habría dado por concluido ese capítulo de su vida gracias a "los valores de autonomía y libertad vigentes", y que "seguramente se lo hubiera pensado dos veces y hubiera buscado un nuevo Romeo".

Después de leer esta desoladora afirmación no pude mas que preguntarle al autor el por qué de su reflexión y me contestó: "Quizás no creo en el amor eterno y duradero, en cuentos que nos hacen creer en un capricho quinceañero".

Si nos situamos en la Italia del siglo 16, que es cuando transcurre la obra, hemos de tener en cuenta otros factores que no son precisamente el amor adolescente. Leamos con un poco mas de profundidad y vayamos al escenario de la obra, que no es otro que un mundo que está cambiando a velocidad vertiginosa. La Europa que conocieron Romeo y Julieta es un continente en descomposición y en el que los intelectuales de su actualidad intentan, a través de sus creaciones, poner de relevancia otros valores hasta el momento denostados, el primero de ellos, el humanismo ligado a la libertad individual.

Por hacer solo un apunte, en aquellos años Europa se desangraba en 3 conflictos intermitentes e interminables. Las guerras de religión entre católicos y protestantes que ocultaban la rivalidad de las potencias por el control del territorio; el cierre total de la frontera de oriente por el ascenso de los Otomanos (lo que supuso un desastre para la economía de los italianos, entre otros de Verona, la ciudad de Motescos y Capuletos); y la competencia por el comercio en América. Podríamos ir mas allá, pero no es el objeto de esta entrada. Lo que sí es evidente es que nuestros enamorados se amaban en un mundo que se estaba derrumbando y que lo único sensato de toda la lectura era precisamente su amor. Una escena que nos lleva a dar un salto de 4 siglos para encontrarnos la misma situación en otra obra mítica, "Casablanca", dónde el amor que viven sus estrellas tampoco perecerá jamás, aunque tengan que decirse adiós. Por eso no creo que la opinión que leí pueda sustentarse.

Desde el comienzo de la historia que nos presenta Shakespeare, todos sabemos sin necesidad de ser muy avispados, que aquello no va a terminar de buena manera, al menos en lo que a los jóvenes se refiere. Pero los dos se rebelan contra esa situación y van superando uno a uno todos los obstáculos que se les presentan hasta llegar a la escena mundialmente conocida (aunque no os hayáis leído el libro es uno de los "spolier" mas comentados de la historia de la literatura).

Y yo sostengo, precisamente, que el amor de Romeo y Julieta no muere con el suicidio de uno en brazos del otro, y que de hecho su muerte es, en efecto, el acto de valentía que ensalza ese humanismo de libertad individual del que os hablaba al comienzo. No se matan porque piensen que nunca mas vayan a amar a mas nadie, o porque supongan que su vida será muy desgraciada sin la compañía del otro. Llegan a esa terrible conclusión porque no hallan otra manera de que nadie les arrebate su amor. Ahí es dónde está la cuestión principal, en conservar para siempre algo que ellos mismos han decidido por encima de imposiciones exteriores, aunque éstas provengan de sus familias y de las normas del momento.

No sé quién encontró una historia de amor leyendo "Romeo y Julieta", yo desde luego no encontré al amor como uno de sus ingredientes principales. Lo que vi es un acto de profunda libertad, sí basada en el amor, pero la excusa podría haber sido otra. Es la libertad, que Shakespeare como otros autores de la época quiso poner de relevancia, lo que destaca en esta tragedia. La libertad de creer en lo que uno quiera, en viajar donde quiera y por supuesto, la libertad de amar a quien uno quiera, aunque sea al heredero de la familia a la que odia tu propia familia. Sí, es amor... pero amor a la libertad.

No creo que la Julieta de hoy en día se hubiera comportado de manera muy diferente a la del siglo 16, solo que quizá en lugar de un doble suicidio, hubiéramos visto una demanda colectiva en la Audiencia Nacional, igual de tremebundo.

La importancia de las tramas secundarias en la construcción de historias de amor está mas que bien reflejada en esta escena de la película "The Mirror has two Faces" de Barbra Streissand, o como la conocimos en España: "El Amor tiene dos Caras".


Una delicia con la que estoy 100% de acuerdo.

En definitiva, amemos, en la forma y el color que queramos, pero siempre en libertad y con toda nuestra pasión. Y a ser posible... sin suicidarnos ;)

viernes, 2 de febrero de 2018

Expansión

Cuando leí la entrevista que le hacen al hipernominado Paul Anderson, tengo que reconocer que tarde unos momentos en la intencionalidad tanto de las preguntas como de las respuestas. Pero me detengo en el manoseado tema del doblaje.

Cualquier creación de la industria cultural requiere de la inmersión de diferentes profesionales que vienen de distintos campos. Centrados en el ámbito audiovisual y cinematográfico, encontramos diseñadores de varias disciplinas, montadores, editores, operadores, guionistas, actores y actrices, agentes y representantes, y así hasta el infinito.

Bueno es que una obra requiera tal cantidad de esfuerzos porque, habitualmente, la mezcolanza de disciplinas artísticas suele traernos productos de calidad al mercado. Aquí se nos abren dos temas de debate interesantes desde el punto de vista de la oportunidad y el desarrollo como sociedades modernas.

De un lado tenemos los espacios abiertos en un mercado, el cultural, que hasta no hace tanto tiempo estaba dominado de forma implacable por un puñado de compañías internacionales que programaban y databan qué teníamos que ver y en que formato habíamos de hacerlo. Eran, por tanto, obras invariables que no admitían prácticamente ningún tipo de variación.

Pero la evolución tecnológica ha puesto de manifiesto que cualquiera con un pocos medios puede crear y subir a la red su propia obra audiovisual. Y vamos hacia un panorama en el que los denominados "largometrajes" serán la excepción en este mundo de la cinematografía. Nos encontraremos mas bien en un sector en el que los microvideos sean los que capten la atención de los usuarios del audiovisual, esto ya está pasando de manera exponencial desde la aparición del video-clip. Ahora con los formatos "docu" y "corto" , hasta hace una década tan denostados por la propia insdustria, tenemos al alcance realidades o ficciones en nuestra propia casa o terminales móviles, y además a la carta.

¿Por qué vivir una ilusión de cualquier temática en una película de casi 2 horas (de una gran productora de Hollywood) cuando puedes obtener esa sensación en un video musical o en un canal de youtuber (que lo haces tu mismo)? o en la misma línea... ¿por qué abrir un libro de historia (de una poderosa editaorial) si puedes viajar a esa misma época a través de un videojuego (de un pequeño estudio de España)? Estamos pues en la inmediatez de las sensaciones, no por la equivocada teoría de que nos gusta la inmediatez, sino por la acertada opción de acceder democráticamente a mayor número de contenidos.

Es ahí donde enlazamos con la segunda parte, la expansión cultural a través de plataformas útiles a la sociedad, en la que las fórmulas de micropagos masivos hacen posible el sostenimiento de la industria cultural, obligada a repensarse para seguir existiendo en todas sus dimensiones.

Sin embargo, y hablando de historia, hay una cuestión que no ha sido salvada en ninguno de los ciclos de reconversión de las industrias, tampoco de la cultural, en la que Paul Anderson y los que piensan como él, no han reparado, la identidad cultural.

Este concepto está basado fundamentalmente en el idioma propio de cada región y es esencial para mantener la idiosincrasia que hemos de proteger para, precisamente, hacer posible que las mezcolanzas que hacen avanzar a la industria cultural y por ende a nuestras sociedades, se sigan dando.

La protección del idioma ha de darse desde el ámbito de las políticas públicas, pero el mercado de la industria cultural ha de realizar su propio camino pensando en el idioma como una tecnología más que ha de usar para perpetuar su expansión. De ahí que las películas (y las creaciones audiovisuales) sean dobladas o subtituladas. Vaya por delante que defiendo a ultranza el doblaje frente a quiénes piensan que es algo parecido a mancillar la espiritualidad del autor de la obra. STOP DRAMAS.

Me paro en dos hechos que para todos pueden resultarnos evidencias. Empezando por la mas obvia, todavía no he conocido a nadie que en una película subtitulada no descentre su mirada de la pantalla y en consecuencia de la obra completa y la interpretación, para leer. Si eso no rasga la obra expuesta que baje Dios y lo vea.

La segunda viene por una imposición inaceptable. La de pretender que todo el mundo tiene que saber el idioma original del autor de la obra, como si no fuera posible con un buen doblaje transmitir la interpretación de los actores y actrices o la de una voz en off. Mas allá, se trata de un ejercicio impresentable de asimilación cultural propia de otros tiempos y de una desgana impropia de la industria cultural nacida de la pereza, la misma pereza que me produce a mi alguien que quiere contarme cualquier cosa sin esforzarse para que yo lo entienda.

Aprender idiomas es bueno, expande la mente y te ayuda a comprender nuevos escenarios. Pero depende de cada uno aprender los idiomas que cada cual quiera, avistando los intereses particulares y privados que de ninguna forma deberían ser manipulados por ningún agente económico, como por ejemplo la industria cultural.

Por fortuna contamos en nuestro país (y por extensión todo el mercado latinoamericano) con escuelas de doblaje de primera línea que nos salvan de la insufrible torticolis y del pausado-play de las películas que queremos disfrutar solos o en compañía de nuestros allegados. Eso no nos lo quita ni uno de los grandes del cine, como Paul Anderson.

Cuando queráis copa y cigarro en los bares para profundizar en el tema. Besos.

Aquí la entrevista completa: 

http://www.elmundo.es/papel/cultura/2018/01/30/5a6f606f268e3e514c8b45bd.html