domingo, 31 de marzo de 2013

La fuerza de la diversidad

Terminan los días de dolor y gloria de la Semana Santa que exacerba los ánimos y los sentimientos de católicos por todo el mundo y también en mi país. Son días de júbilo y también días de memoria, de mucha memoria  porque recuerdan capítulos trascendentales en la historia de un credo.

Es en estos días cuando, aquellos que no somos fanáticos de nada y que libremente comulgamos con lo que queremos (hablo de la misma libertad que tienen los que sí lo hacen), también hacemos memoria de nuestros propios credos y vemos, como hacen ellos, la fortaleza de nuestro pensamiento.

Ahora, que termina esta Semana Santa hemos podido escuchar a personas católicas utilizar expresiones como "holocausto silencioso" , seguramente, referidas a las miles de mujeres que son violadas a lo largo y ancho de todo el mundo y que, además de ver destrozada su dignidad más íntima, tienen que cargar con otra cruz porque su propia religión las acusa de asesinas. Es también, esta semana cuando hemos conocido que, una vez más, son las enseñanzas católicas las que hacen apología del maltrato y otras indecencias.

Y pese a todo, como ciudadano, siempre he respondido con altura y responsabilidad. Argumentando y razonando cada uno de los pasos que nos han llevado siempre a una sociedad mejor y más justa, más diversa y plural, sin las estridencias de los enfrentamientos que desde la derecha se siembran y alimentan cada día.

Es un ejercicio de memoria el que, como ciudadano, me lleva a recordar que siendo homosexual ya tuve que soportar hace tiempo (y aún hoy) el comportamiento nada católico de los mal llamados católicos y nada liberal de los mal llamados liberales.

No hay que volver mucho tiempo atrás para recordar que la Iglesia Católica y el PP me llamó e incitó a que se me llamase enfermo mental, me acusaron de querer destruir mi familia y las familias de todo el mundo, me señalaron como causante del fin de la civilización. El cénit de su orgía inquisitoria llegó con las multitudinarias manifestaciones del odio y la humillación, dónde católicos y liberales clamaban por mi extinción, mi exilio o mi silencio público.

Tengo, como ciudadano y como activista, más que acreditado mi servicio público, la comprensión hacia los que no piensan como yo, al igual que todos y todas quiénes estuvieron en el camino de la dignidad, la alegría y el reconocimiento de una sociedad llena de color.

Así pues, me disculpen los católicos si no quiero ir a ver como se disfrazan y me importe poco que le pongan flores a un muñeco. No voy a protestar porque lleven días tocando sus tambores cerca de casa y ocupen espacios públicos, todos los colectivos sociales lo hacen, cada cual en una fecha del año, no me molesta nada de eso. Sí me molesta, profundamente, que repartan carnets de buena persona si no estás en una cofradía, de buen español si no te gusta el fútbol, de buen murciano si no te gustan "los Salzillos", o de buen cartagenero si no te gusta "el Encuentro".

La respuesta a ese enfermizo comportamiento es el mismo que tuve hace años como activista y que tengo ahora como ciudadano. Mantenerme firme en la idea de un mundo global y diverso y dejar que ellos solos se hundan en sus miserias con casos poco ejemplificantes, dados los niveles de desempleo y economía sumergida.

Ninguna de las iniciativas que he defendido y defiendo menoscaban la libertad de credo y movimiento de nadie. Y aquí está la gran diferencia. Algunas de las iniciativas que defienden desde la religión y el PP sí buscan determinar mi libertad. Podéis, amigos católicos (viejos y nuevos), tocar vuestros tambores tan alto como queráis, yo también tocaré los míos en la Semana del Orgullo, pero dejadme vivir en paz.

Otro año hablamos de la gama de colores de las túnicas, tenéis mucho que aprender.

domingo, 17 de marzo de 2013

Aviso a navegantes

No voy a elegir entre la disciplina de la militancia y la solidaridad del compañerismo. La primera corresponde a la responsabilidad individual de todos quiénes componen este partido, la segunda es la norma que nos hemos dado y a la que sí, todos hemos de responder.

Aquellos que defienden "unidad" como concepto, son siempre los mismos que defienden las estructuras que nos dimos en los momentos fundacionales, olvidando que la única parte irrenunciable del momento originario de nuestra fuerza política son precisamente los principios, las estructuras cambian, ha de ser así. No hacerlo nos llevará a la desaparición.

Los liderazgos ya no los creamos nosotros, como tampoco lo hacen los medios de comunicación, ninguno de ellos. Es la ciudadanía, libremente, la que alzará o mandará al banquillo a cualquiera de nuestros dirigentes, sea quién sea.

Ya no será determinante el tamaño de la ciudad a la que pertenezcas para tener más cuota de poder, ni tampoco tu CV al servicio del partido, como tampoco lo será la cantidad de elecciones que hayas perdido. Dónde yo vivo hay gente que lleva 20 años perdiendo elecciones y ahí están, renovando.

Por cierto, el que suscribe, como la mayoría que apoyamos un proyecto progresista para este país, seguiremos hablando con libertad... dentro... y fuera de este partido.

Si no es este partido el que le da instrumentos a la ciudadanía para que intervenga en nuestros foros, tengan ustedes por seguro que será la propia ciudadanía quien los invente y los tome. Si no somos nosotros quiénes aportamos la claridad absoluta, seguiremos escuchando intervenciones de líderes escandalizados porque los medios de comunicación tienen en sus webs algo que no es otra cosa que un streming de nuestras reuniones.

Otra profecía, que hoy estoy sembrao, en las primarias, a la mayoría de los votantes (que ya adelanto que no serán militantes) les importará un rábano el cargo orgánico de quién se presenta. Valorarán la sencillez, cercanía y naturalidad de los candidatos. Creo que todos los tiempos importan, y creo que jugaremos en el mejor de los terrenos con el candidato más fresco que podamos ofrecer.

Termino, y lo hago con la ilusión de saber que somos muchos y mejores los que luchamos por un sitio mejor dónde vivir. No apostaré esa ilusión en una chaqueta apolillada, lo haré a la sonrisa sincera y después me iré de cañas.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Activismo necesario y otros puentes

Destacados e innumerables son los logros conseguidos, ahora ya no discutidos, por las redes de activistas que, a título personal o bien integrados en las plataformas reivindicativas, han hecho de nuestra realidad más cercana un país mas decente.

Indiscutible es también la valentía de quiénes pusieron cara a un drama social, el del escarnio por ser diferente. Hace tiempo escribía en "La Opinión de Murcia" una columna que os enlazo aquí. En ella me refería también a la población LGTB por varias razones, pero sobre todo por ser la causante de que ahora, el conjunto de la ciudadanía pueda reconocerse como plural.

Este camino no es gratuito ni casual, se debe a actos concretos. A la primera manifestación en Barcelona en 1978, a sus raíces en los movimientos de derechos civiles en EEUU y a la generación de espacios de libertad que en nuestro país se materializaron en lugares tales como Chueca.

Estamos hablando de iconos, tal cual, y está bien que así sea. Momentos y lugares que puedan ser fácilmente identificados, que nos generen simpatía y en los cuales nos sintamos cómodos. Ahora bien, ¿existe realmente la necesidad de mantener el activismo LGTB como objeto de normalización? O dicho de otro modo ¿acabaremos con la LGTB-fobia desde los movimientos sociales? 

Si nos circunscribimos de forma exclusiva a esas redes de las que hablamos, la respuesta es clara: No. Es por ello por lo que todos los movimientos sociales, a lo largo de la historia, han fraguado las alianzas estratégicas necesarias para ampliar su campo de lucha y los frentes a los que, quién se dedicaba a oprimir, tuviera que responder.

En el caso de los derechos civiles en general, y los de la población LGTB en particular, el movimiento asociativo supo buscar la complicidad de quiénes, por naturaleza, estaba interesado en una lucha que es común, a las mujeres. Y digo a las mujeres en su conjunto, no sólo a otro destacado e importante movimiento, el feminista.

Desterrar la LGTB-Fobia desde el asociacionismo que le es propio sólo se conseguirá si continuamos en el trabajo de fraguar alianzas comunes, puesto que ningún movimiento por sí solo puede remover los cimientos de una sociedad que, en algunos aspectos, se encuentra anquilosada.

Lo mismo les pasó a las mujeres, que echaron mano de los sindicatos. Y lo mismo hicieron los sindicatos, que se apoyaron en la pequeña burguesía. Lo hicieron las minorías raciales de mano de los católicos blancos que aborrecían la esclavitud… y así hasta hoy.

Por finalizar, las alianzas son necesarias, o por ser mas categóricos,  indispensables. Y por tanto elemento igualmente indiscutible para desterrar esa forma tan cruel de misoginia y machismo detestable que es, por ejemplo, la homofobia, porque ¿Qué estarás tu pensando, si al tratar de humillarme a mí, me das el trato despectivo que utilizas contra las mujeres?

Años de trabajo son el mejor baluarte para demostrar lo necesario que es el movimiento, el que se demuestra andando, aquellos que defiendan lo contrario en nombre de la “integración real” que piensen pues, que hubiera pasado si otros no nos hubiéramos partido la cara para que ellos reclamen ahora “no ser parte de un gueto”.

Seamos serios e identifiquemos que quiénes se sitúan en un gueto no somos los diferentes, sino quiénes nos señalan como diferentes y acotan nuestros espacios, también geográficos, de libertad.

martes, 5 de marzo de 2013

En defensa de las urnas

Hugo Chávez ha muerto tras más de un año de lucha contra el cáncer. Ha sido el único de los mandatarios iberoamericanos que no ha conseguido superar esta terrible enfermedad (Lula y Dilma en Brasil, Cristina en Argentina o Pepe en Uruguay).

Vayan por delante los respetos a los partidarios del Presidente de Venezuela, y también a los que no, igualmente múltiples. Por respeto institucional a los procesos democráticos que los propios venezolanos se han dado en las urnas es necesario la prudencial distancia que corresponde a quiénes, también de forma reciente, hemos pasado por momentos difíciles de cambio de modelo.

Esa es la realidad de Venezuela, la de un cambio de modelo en la forma de gobierno. Antes de su mandato prácticamente no se pagaban impuestos y existían carestías notables en el ámbito de la educación, la sanidad, la atención social o en el plano tan básico de la alimentación. Quiero recordar que la primera vez que resultó electo, el censo electoral lo formaban apenas 5 millones de personas, en la última casi 15. Es el botón de muestra de la falta de democracia existente en el país, la gente simplemente no podía acceder a las urnas porque las autoridades no permitían el acceso al censo, normal que siempre ganara la derecha política.

Lejos de establecer un paradigma de liberación (que sería un insulto a la inteligencia) o de establecer comparaciones con las democracias europeas (otro atentado contra el sentido común) es de justicia recordar los grandes logros de toda la sociedad venezolana que, en apenas 15 años, ha cambiado al faz de su territorio asegurando el futuro próximo de las generaciones que ahora han de tomar el testigo.

Máximo respeto a las normas que se da la ciudadanía de un país y los procesos democráticos que siguen, huyamos del paternalismo barato y dejemos que cada pueblo fije su propio futuro dónde corresponde, en las urnas.

Dicho esto, personalmente me alegraré de que continúe el proceso político llamado "bolivariano", que tantas alegrías está dando y más aún, me alegraré de que desaparezcan los tintes personalistas y  que lastran los logros conseguidos.

Prosperidad y futuro para toda la ciudadanía de Venezuela.

lunes, 4 de marzo de 2013

Negocio seguro

Atentos:

“La educación es el motor que promueve la competitividad de la economía y las cotas de prosperidad de un país; su nivel educativo determina su capacidad de competir con éxito en la arena internacional y de afrontar los desafíos que se planteen en el futuro. Mejorar el nivel de los ciudadanos en el ámbito educativo supone abrirles las puertas a puestos de trabajo de alta cualificación, lo que representa una apuesta por el crecimiento económico y por conseguir ventajas competitivas en el mercado global.”

Así es como comienza la nueva ley de educación que quiere aprobar el Partido Popular. "Negocio seguro" debieron decirse en un coloquio socarrón, de esos que apestan a puro barato y "varón dandy", mientras terminaban la redacción del párrafo.

Éste es en cambio el actual comienzo de la ley educativa que tenemos en nuestro país:

"Las sociedades actuales conceden gran importancia a la educación que reciben sus jóvenes, en la convicción de que de ella dependen tanto el bienestar individual como el colectivo. La educación es el medio más adecuado para construir su personalidad, desarrollar al máximo sus capacidades, conformar su propia identidad personal y configurar su comprensión de la realidad(...). Para la sociedad, la educación es el medio de transmitir y, al mismo tiempo, de renovar la cultura y el acervo de conocimientos y valores que la sustentan, de extraer las máximas posibilidades de sus fuentes de riqueza, de fomentar la convivencia democrática y el respeto a las diferencias individuales, de promover la solidaridad y evitar la discriminación, con el objetivo fundamental de lograr la necesaria cohesión social. Además, la educación es el medio más adecuado para garantizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, responsable, libre y crítica, que resulta indispensable para la constitución de sociedades avanzadas, dinámicas y justas. Por ese motivo, una buena educación es la mayor riqueza y el principal recurso de un país y de sus ciudadanos"

La tramitación parlamentaria que derogará la actual legislación nos llevará hasta prácticamente el verano, si no más allá, puesto que al tratarse de uno de los pilares básicos del Estado del Bienestar, el PP querrá antes eliminar obstáculos tales como la Marea Verde (el movimiento de los docentes españoles que se oponen a la reforma y a los recortes en educación).

El Ministerio de Educación ya ha plasmado los recortes en los presupuestos de este año y del próximo, tan sólo le resta darles forma mediante ley (no sólo un despropósito político sino una vergüenza en lenguaje jurídico). Le aguarda un agrio recorrido, puesto que no solo no cesarán las movilizaciones de los profesionales del sector, sino que ya se anuncian varios recursos al Tribunal Constitucional de aprobarse el texto legal en los términos presentados, igualmente múltiples son los argumentos: invasión de competencias y el no garantizar el servicio público son los más repetidos.

No nos llamemos a engaño, si el Partido Popular quiere salvar los muebles con sus fieles votantes, deberá sacar adelante alguno de sus proyectos ideológicos y éste es el primero de ellos.

Sociedades justas frente a sociedades competitivas, realmente no puedo añadir más. Juzguen ustedes.