domingo, 7 de abril de 2019

Los primeros

Hablaba con algunos de mis amigos iberoamericanos acerca de las entradas que dejaban en sus redes sociales en las que pensaban sobre los conceptos izquierda/derecha en su continente.

La acción de gobierno de algunos dirigentes durante las últimas dos décadas han dejado una profunda marca en la primera generación de jóvenes del siglo 21. Los que ahora han comenzado a acceder a la totalidad de los derechos de ciudadanía, en especial al ejercicio del voto, han conocido casi en exclusiva a una hornada de gobiernos alineados con los postulados de la llamada izquierda iberoamericana. Con estos gobiernos crecieron y se han formado en sus diferentes visiones nacionales.

Esto explica que, mayoritariamente, el continente haya dado un vuelco político en los dos últimos años, cambiando el color político de la mayoría de los gobiernos. Este cambio es la consecuencia también del cambio de percepción de la generación inmediatamente anterior a la de los primeros jóvenes del siglo 21, es decir, la de sus hermanos mayores y/o sus padres. Éstos advirtieron el fracaso de las promesas de mejora nacional en demasiados territorios, siendo los casos más flagrantes la Venezuela de Chávez y Maduro y del Brasil de Lula y Dilma. Pero a los que debemos unir la corrupción galopante en Argentina, Ecuador, Perú o Nicaragua, que igualmente se daba en las anteriores.

Aquí, en honor a la verdad, debemos hacer un parón y recordar la ejemplaridad de gobiernos, también en la izquierda, que han revelado que nada tienen que ver con el desfalco realizado por sus vecinos y compañeros de camino. En este caso hablamos de Uruguay, Bolivia, Costa Rica y Chile, todos ellos aceptados internacionalmente como casos de estabilidad gubernamental y transparencia democrática.

Pero volvamos al primer bloque. Mis amigos, que crecieron viendo como las promesas para ellos y sus allegados más cercanos nunca se cumplieron, tildan de fracaso y error histórico la sola existencia del concepto "izquierda" y recelan, cuanto menos, de todo lo que tenga que ver con la familia progresista y socialdemócrata indistintamente del lugar del planeta del que estemos hablando.

Para poco o nada me ha servido tratar de explicar, por ningún método, que poco o nada tienen que ver las formaciones socialdemócratas europeas con el mal llamado "socialismo"de Maduro, o que Bolivia es en la práctica una desaforada economía de libre mercado por mucho que su presidente, Evo Morales, quiera situarse simbólicamente en la izquierda libertaria.

La negativa ya está dada y ahora, nada puedo hacer (mucho menos en la distancia) para explicar diferencias por muy grandes que éstas sean. Habrá de ser, una vez más, el tiempo el que moldee los matices y los pareceres de toda una generación de personas que se han sentido engañadas... por un atajo de ladrones. Desde la profunda amistad, no tengo más que acompañarles en ese camino.

Los amigos, como casi todo en la vida, los hay de todos los gustos. Y bien sabes que no con todos tus amigos puedes compartir las mismas inquietudes e ilusiones en cualquier ocasión.

Siempre habrá alguno que empatice más contigo en según qué tipo de cuestiones, como cuando sales de fiesta y tus amigos, algunos de ellos, lleven un plan tranquilo de bares o los que no conciban una salida de fin de semana sin el correspondiente baile y estancia en la discoteca de moda hasta las mil de la mañana.

Y está bien que así sea. La variedad hace que tu concepto de la sociedad y de la vida sea más real y por tanto, tu existencia sea más próxima a tus verdaderos intereses.

jueves, 4 de abril de 2019

Sí a la vida

Nos duele nuestra tierra. Es algo que tenemos enraizado en lo más profundo del alma y nos revolvemos cuando nos tocan lo que consideramos propio. A mí me pasa igual, más aun cuando se trata, no de tocarme la tierra, sino de destruirla.

Supongo que hay muchas formas de decirlo, pero en general, resulta desesperanzador que la clase política y empresarial no vea más allá del hormigón. Si bien es cierto que una ampliación de la terminal de carga de Cartagena en El Gorguell traería una revitalización económica de todo el sureste y de la Región de Murcia, no es menos cierto que el precio a pagar es, literalmente, arrasar la Sierra de la Fausilla y su entorno.

Esta comarca ya tiene grabadas a fuego tres heridas ambientales. La primera de ellas es la destrucción y deforestación de la Sierra Minera por la sobreexplotación de la misma; la segunda es la catástrofe ambiental de la Bahía de Portmán que nunca se irá de la memoria colectiva; la tercera es la nula planificación industrial que ya produjo en los años noventa que Cartagena reventara y que ahora, en otros parámetros, amenaza con destruir los aledaños de la ciudad portuaria.

Ya se hizo una oferta consistente a largo plazo como alternativa a la implantación de industria pesada. Esa opción, muy resumida, es la abertura de un corredor verde desde el término del Valle de Escombreras hasta La Manga del Mar Menor, indicando toda la zona como un pulmón en la costa y referenciándonos como un enclave natural donde poder ubicar turismo sostenible a gran escala.

Alojamientos turísticos, rutas de senderismo y bicicleta, restaurantes, reservas marítimas y parques naturales podrían formar un conjunto como joya de la corona del turismo en toda el área, aceptando, y ésto es lo que duele a muchos irresponsables, que Cartagena como polo industrial tiene una capacidad limitada y no debería excederla más de lo que ya lo está.

Esto en el fondo va sobre las capacidades que tenemos para enfrentar nuestro propio progreso. De cómo somos capaces de renunciar al largo plazo por habernos centrado en el cortoplacismo. Tal cual.

En el momento de redactar esta entrada había, en el mismo día, dos artículos en el mismo periódico sobre este tema. En uno se informa sobre la viabilidad de unos estudios para la adecuación de esa terminal al lugar donde pretende ser enclavado y en el otro sobre un incendio forestal en la misma zona. No es casualidad. Han sido muchos los intentos por arruinar ecológicamente este rincón del mundo, la mayoría de ellos a manos de "mandaos" por los que tienen intereses económicos en las recalificaciones y proyecciones industriales e inmobiliarias.

De momento tenemos la seguridad de la protección ambiental que diferentes Administraciones otorgan, pero la verdadera salvaguarda será la continua movilización vecinal y asociativa. La garantía de conservar nuestra tierra estará en el pronunciamiento personal de cada uno, de la valentía que tengamos para poder decirle a un poderoso grupo empresarial que sólo busca su propio beneficio:

"Hasta aquí. No más. No queremos ser tan ricos".