lunes, 31 de agosto de 2009

Sin complejos

Dice Arturo:

Nunca antes me había fijado en la cantidad de parejas homosexuales que se ven paseando por Venecia. Los encuentras caminado por los puentes, a la orilla de los canales, cenando en los pequeños restaurantes del casco viejo. No suele tratarse de dúos espectaculares, sino todo lo contrario: gente discreta, tranquila, a menudo con aspecto educado. Mirando a los demás aprendes cantidad de cosas, y en el caso de estas parejas siempre me encanta sorprender sus gestos comedidos de confianza o afecto, el reparto convencional de roles que suele darse entre uno y otro, la ternura contenida que a menudo sientes flotar entre ellos, en su inmovilidad, en sus silencios.

Pensaba en todo eso el otro día, a bordo del vaporetto que cubre el trayecto de San Marcos al Lido. Sobre la laguna soplaba un viento helado, los pasajeros íbamos encogidos de frío, y en un banco de la embarcación había una pareja, hombre y hombre, cuarentones, tranquilos. Se sentaban muy juntos, apoyado discretamente un hombro en el del compañero, en un intento de darse calor. Iban quietos y callados, mirando el agua verdegris y el cielo color ceniza. Y en un momento determinado, cuando el barco hizo un movimiento y la luz y la gama de grises del paisaje se combinaron de pronto con extraordinaria belleza, los ví cambiar una sonrisa rápida, fugaz, parecida a un beso o una caricia.

Parecían felices. Dos tipos con suerte, pensé. Aunque sea dentro de lo que cabe. Porque viéndolos allí, en aquella tarde glacial, a bordo del vaporetto que los llevaba a través de la laguna de esa ciudad cosmopolita, tolerante y sabia, pensé cuántas horas amargas no estarían siendo vengadas en ese momento por aquella sonrisa. Largas adoslescencias dando vueltas por los parques o los cines para descubrir el sexo, mientras otros jóvenes se enamoraban, escribían poemas o bailaban abrazados en las fiestas del Instituto. Noches de echarse a la calle soñando con un príncipe azul de la misma edad, para volver de madrugada, hechos una mierda, llenos de asco y de soledad.

La imposibilidad de decirle a un hombre que tiene los ojos bonitos, o una hermosa voz, porque, en vez de dar las gracias o sonreír, lo más probable es que le parta a uno la cara. Y cuando apetece salir, conocer, hablar, enamorarse o lo que sea, en vez de un café o un bar, verse condenado de por vida a los locales de ambiente, las madrugadas entre cuerpos Danone empastillados, reinonas escandalosas y drag queens de vía estrecha. Salvo que alguno -muchos- lo tenga mal asumido y se autoconfine a la alternativa cutre de la sauna, la sala X, la revista de contactos y la sordidez del urinario público.

A veces pienso en lo afortunado, o lo sólido, o lo entero, que debe de ser un homosexual que consigue llegar a los cuarenta sin odiar desaforadamente a esta sociedad hipócrita, obsesionada por averiguar, juzgar y condenar con quién se mete, o no se mete, en la cama. Envidio la ecuanimidad, la sangre fría, de quien puede mantenerse sereno y seguir viviendo como si tal cosa, sin rencor, a lo suyo, en vez de echarse a la calle a volarle los huevos a la gente que por activa o por pasiva ha destrozado su vida, y sigue destrozando la de los chicos de catorce o quince años que a diario, todavía hoy, siguen teniéndolo igual que él lo tuvo: las mismas angustias, los mismos chistes de maricones en la tele, el mismo desprecio alrededor, la misma soledad y la misma amargura.

Envidio la lucidez y la calma de quienes, a pesar de todo, se mantienen fieles a sí mismos, sin estridencias pero también sin complejos, seres humanos por encima de todo. Gente que en tiempos como éstos, cuando todo el mundo, partidos, comunidades, grupos sociales, reivindica sus correspondientes deudas históricas, podría argumentar, con más derecho que muchos, la deuda impagada de tantos años de adolescencia perdidos, tantos golpes y vejaciones sufridas sin haber cometido jamás delito alguno, tanta rechifla y tanta afrenta grosera infligida por gentuza que, no ya en lo intelectual, sino en lo puramente humano, se encuentra a un nivel abyecto, muy por debajo del suyo. Pensaba en todo eso mientras el barquito cruzaba la laguna y la pareja se mantenía inmóvil, el uno contra el otro, hombro con hombro. Y antes de volver a lo mío y olvidarlos, me pregunté cuantos fantasmas atormentados, cuántas infelices almas errantes no habrían dado cualquier cosa, incluso la vida, por estar en su lugar. Por estar allí, en Venecia, dándose calor en aquella fría tarde de sus vidas.

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Artículo de Arturo Pérez-Reverte

miércoles, 26 de agosto de 2009

lunes, 24 de agosto de 2009

Lecciones de prensa seria

Los parados de la Región de Murcia se gastan el dinero de los impuestos de la gente de bien y de derechas en vicios porque son unos gorrones.

Otro fantástico pie de foto de La Verdad, el diario independiente de la mañana.

Formas de hacer las cosas bien

Falta más de un año para las elecciones en Brasil, pero no hay un minuto que perder. Será una lucha reñida entre el Partido de los Trabajadores (PT) del presidente Luiz Inácio Lula da Silva y la socialdemocracia que encabeza el gobernador del poderoso Estado de São Paulo, José Serra. La campaña ya empezó con Lula intentando zafarse de un escándalo de corrupción que involucra a un aliado político clave, el presidente del Senado, José Sarney, y apuntalando a la candidata para sucederle, la ministra Dilma Rousseff, que lucha en estos momentos contra el cáncer.

Una de las mejores armas que Lula tiene para contrarrestar todos sus males es el reconocido programa Bolsa Familia. El plan, similar al aplicado en México y alabado internacionalmente, le ha permitido a Lula ser aclamado como el líder mejor valorado de la más reciente democracia brasileña. Lula planea irse en 2010 habiendo contribuido a que los pobres brasileños sean menos pobres y a que la clase media en este país de dimensiones continentales supere el 50% de la población.

El programa Bolsa Familia es el eje de una compleja arquitectura de mecanismos de asistencia a los estratos más desfavorecidos que ha ayudado a aliviar la pobreza de 11,4 millones de hogares a lo largo y ancho de la geografía brasileña. Uno de los lugares donde más se han notado los efectos del plan ha sido el norteño Estado de Ceará, uno de los más pobres.

En la localidad de Maracanaú, un municipio de 200.000 habitantes ubicado en la periferia de Fortaleza, la capital de Ceará, el Gobierno acaba de aumentar un 9,67% los recursos destinados este año a la Bolsa Familia, es decir, 1.430 millones de reales (550 millones de euros). La noticia llegó como el maná. Allí, en Maracanaú, el incremento de la Bolsa Familia supondrá a partir del mes que viene un pago mensual medio de 95 reales (36,5 euros) para cada uno de los 18.400 hogares con derecho a la ayuda. Dependiendo del número de hijos y del nivel de ingresos de la familia, la cantidad oscilará entre 86 y 200 reales mensuales (26 y 77 euros). Con estas cantidades, muchas familias de esta localidad hacen malabarismos para sufragar los gastos básicos, como una precaria cesta de la compra, la factura de la luz o la bombona del gas.

Los críticos de la Bolsa Familia esgrimen que el programa es un parche temporal para un problema de muy difícil solución, que dando dinero a fondo perdido a personas iletradas difícilmente se labra el desarrollo social de un país. Algunos afirman incluso que es una forma descarada de comprar voluntades y votos de cara a las elecciones. El Gobierno replica que el desembolso de estas ayudas a las familias sin recursos está sujeto a dos condiciones innegociables: primero, los hijos menores de 18 años están obligados a ir a la escuela. En segundo lugar, los padres tienen que cumplir a rajatabla con la cartilla de vacunación de sus hijos y acudir al médico para controlar el buen curso de los embarazos. El incumplimiento de alguna de estas dos condiciones supone la retirada inmediata de la ayuda.

"Parece algo simple, pero no lo es en absoluto", explica el secretario brasileño de Seguridad Alimentaria, Crispim Moreira, "porque de esta manera estamos garantizando que las próximas generaciones estén preparadas para afrontar la vida y el mercado de trabajo con más herramientas que sus padres. Es una lucha a largo plazo, sería ilusorio pensar que se puede acabar con tanta pobreza de la noche a la mañana".

Moreira se refiere al caso, por ejemplo, de Antonia Pereira da Silva, 39 años, separada y madre de siete hijos. La casa de Antonia, que forma parte de una ex leprosería, es una especie de barracón insalubre donde vive hacinada toda la familia. Antonia está enferma desde hace años y no puede trabajar. Hoy recibe 122 reales mensuales (47 euros) para alimentar a toda la familia. Con este exiguo presupuesto y algún dinero que trae a casa uno de sus hijos logra poner cada día sobre el fuego de leña una precaria cacerola en la que hoy hierven frijoles, arroz y algunas verduras. "Aunque usted no lo crea, alcanza para todos. Parece un milagro, pero alcanza", dice Antonia.

En el caso de Antonia, la cacerola de frijoles y arroz es lo de menos, es sólo una parte visible del impacto que tiene en su vida el programa Bolsa Familia. A partir de aquí se produce un efecto dominó, porque esta mujer supervisa que todos sus hijos vayan a la escuela, donde también tienen comida, desayuno y merienda gratis. Los productos agrícolas servidos en estos comedores comunitarios salen de las huertas de pequeños agricultores de la región que ahora logran vender sus cosechas a la Administración de Maracanaú. De esta manera, también se pretende atacar el problema del campo, enquistado en Brasil.

La cuadratura del círculo, explica el Gobierno, se cierra con una amplia red de centros de asistencia social y con los centros de formación para adultos beneficiarios de la Bolsa Familia. De estas escuelas salen los electricistas y los obreros que tienen garantizado un trabajo en las obras públicas del Programa de Aceleración Económica de Lula. En Maracanaú, repiten como un mantra los funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social, la pobreza sigue sin ser bonita, pero, en cierta forma, ahora es más digna.


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Leído en elpais.com (noticia de francho barón)

domingo, 23 de agosto de 2009

Cubo y pala

Pudiera a alguien parecerle que las vacaciones sirven para descansar, pero en esta semana en la playa me he dado cuenta de una realidad tangible. Las vacaciones sirven para molestar a los demás.

En vacaciones (pocas o muchas) la invasión de seres que pueblan el sitio donde veraneo es cuanto menos contrario a la salud pública. Los menores... esos a los que tanto defienden de la tele, de internet y de las drogas, quedan sueltos sin correa y sin bozal y bajan en hordas dirección primera línea de mar... los padres, cautos adultos, protectores de todo lo bueno... quedan en casa hasta pasada una hora aproximadamente, esperando que los primeros se desfoguen con la arena.

Craso error. No existe el estrés post-vacacional, en realidad es el mismo estrés. El que traías del trabajo, que continua en vacaciones y con el que vuelves a tu domicilio habitual. Porque realmente... ¿quién descansa en vacaciones?.

Una vez más nos encontramos ante un bien escaso del que solo los privilegiados disfrutan, no es un derecho contemplado en las leyes que nos ordenan y por tanto no podemos reclamarlo. Son los que están de vacaciones todo el año los que ordenan las vacaciones de los demás.

El descanso que promueve la buena urbanidad se paga y nada tiene que ver con lo que vemos a orillas del mediterraneo.


jueves, 20 de agosto de 2009

Eufemismos

Rosa María Artal dice:

Leo esta mañana que una periodista, Inmaculada Galván, “se desvincula” de RTVE. Van a sustituirla por otra presentadora y un jefe comenta que “no cuentan con ella para otro proyecto”. Es decir, que la echan a la calle sin contemplaciones. Tampoco es tan grave, RTVE prescindió de 4.150 profesionales para pasar a contratar aquí y allá, con criterios tan arbitrarios como los aplicados ahora. Y en ese juego, se gana y se pierde. Pero me ha hecho gracia el puto eufemismo, con perdón. La misma técnica aplicaron cuando nos “desvincularon” de la cadena pública a los mayores de 50 años –y a otros en multitud de empresas- alegando una “regulación” de empleo.

El mundo actual suaviza los términos para que duelan menos. Y, como cita Alex Grijelmo en su libro “El estilo del periodista”, para ejercer un control: ‘Todo el que pretenda imponer su dominio al hombre ha de apoderarse de su idioma”, dijo el alemán Hannes Mäder.

Repasemos algunos de los eufemismos más usados, comenzando por los más tradicionales:

Daño colateral = víctimas civiles de guerra, con su sangre, su ataúd y todo.

Reajustar precios = subir precios.

Flexibilidad en el despido = despido sin costo para el empresario.

Recogida de beneficios = pastón que entra en las arcas de los bancos y grandes empresas.

Falta de Liquidez = Ruina

Suspensión de pagos = No hay más dinero para personal o acreedores, otra son mis cuentas en Suiza.

Regulación de plantilla = reducción de plantilla.

Crecimiento negativo = paradoja imposible que habla de crecer para abajo para ocultar problemas en la economía.

Desaceleración controlada = hundimiento inmobiliario y de otros sectores empresariales.

Técnicas avanzadas de interrogatorio = torturas al estilo de la china medieval –así de modernas-.

Limpieza étnica = genocidio

Liberación = invasión con bombas, léase Irak

Fuego amigo = intento de consuelo para los familiares de las víctimas producto de una chapuza del ejército propio.

Teatro de operaciones = campo de batalla

Ministerio de defensa = de la guerra

Acción armada = atentado

Combatientes enemigos ilegales = Prisioneros de guerra en Guantánamo, a quienes no se les va a aplicar ninguna garantía jurídica.

Privación de libertad = cárcel.

Interno = preso

Servicio de inteligencia = espionaje.

Funcionario de prisiones = carcelero.

Trafico de influencias = soborno

Desaceleración = crisis

Neutralizar/desactivar = dejar fuera de juego, incluso sin vida.

País en vías de desarrollo = país pobre.

De color = negro. Hay más colores de piel, pero se utiliza para el negro.

Pasemos a eufemismos políticos locales:

Rueda de prensa sin preguntas = comunicado unilateral o discurso autocrático

No conozco esas declaraciones = No quiero pronunciarme porque es un marrón

Todo el mundo = pensamiento de Mariano Rajoy y los suyos

España = término polisémico que igual sirve para designar el país de D. Pelayo y el de los castizos ahuyentadores de foráneos, como el dolor de estómago por padecer al de ideas diferentes, como el lugar que no es Cataluña ni el País Vasco dentro del Estado español que incluye sus territorios.

Inquisición = actualmente, acción policial y judicial que persigue delitos.

Cruzada = término conservador para definir campaña o supuesta conspiración.

Mala transmisión de la información = incomunicación, chapuza que no puede ser digerida por la población.

Liberalismo = polisémico también: libertad, iniciativa privada, dominio del libre mercado. Es tan multisentido que es aplicado desde a la señora que se acuesta con quien quiere a los conservadores del más rancio abolengo.

Capitalismo = cosa fea a no mentar pero sí a practicar. Un asesor del partido republicano de EEUU, aconsejó sustituirlo por libre empresa y economía de mercado. En España, acción de la que presumir.

Progreso = políticas conservadoras de antiguo cuño para oponerse a medidas innovadoras.

Fuentes progresistas o conservadoras = afines a uno de los dos partidos mayoritarios.

Jueces progresistas o conservadores = afines a uno de los dos partidos mayoritarios.

Finalizar el periodo de sesiones = irse de vacaciones tres meses.

La vida cotidiana y las relaciones humanas tampoco se libran de eufemismos, muchas veces por tabúes, siempre para suavizar y controlar.

Menor = niño a quien no se piensa respetar su condición.

Provida = defensa de los embriones en el útero materno y jamás de las personas cuando salen de él.

Ideal parejas = piso diminuto.

Faltar a la verdad = mentir.

Residuos sólidos urbanos = basura.

Tercera edad = vejez tradicionalmente, y ahora época de jubilación, viajes del Imserso, repesca de ligues y cuidado de nietos.

Polvo africano = viento del sur, aumento de contaminación, idílica imagen de un jolgorio sexual.

Eres una persona muy buena = eres tonto.

Cese temporal de convivencia = divorcio en personas en las que no queda bien divorciarse.

Pasar a mejor vida = morir (valiente vida mejor)

Persona robusta = gorda.

Persona estilosa = anoréxica con ropas caras.

Acompañante pareja = puta o gigolo.

Para adultos = pornográfico

Miembro viril = pene.

Inodoro = recipiente en el que se depositan los excrementos y que huele que apesta hasta pasado un tiempo tras tirar de la cadena.

Donde la espalda pierde su casto nombre = culo.

Tránsito intestinal = cagar.

Siempre seremos amigos y podrás contar conmigo = adiós para siempre.

Si son 4 días

Recordando que John abrió una tienda y no un bar (joder john abre un bar) me puse a pensar en la capacidad de crecer que tiene la gente y de como poquito a poco podemos ir innovando.

Aquí el primo por ejemplo ha hecho dos cosas supernovedosas... la WUAN, es que por primera vez en 30 años me puse debajo del sol (previas indicaciones de madre) para eso de ponerse morenito. Y la cosa CHÚ... es que he redescubierto el Spotify. Y digo redescubrir porque cuando salió ( nacho escolar es una mina de novedades) tuve la mala semana en la que decides meterle fuego a todo.

En la tranquilidad de mi nido playero he podido dimensionar de nuevo esta maravilla de la tecnología, Harmonia Do Samba, también me ha ayudado mucho.



Espero que de aquí al domingo pueda tener algun cambio de lúk que os deje supersorprendidos. El lunes ya vuelvo a la capital, total... si son 4 días.

¿Ha dimitido ya alguien del PP?

domingo, 16 de agosto de 2009

Esto es importante

Como algunos de vosotros ya sabreis, me he mudao... ha sido una elección por descarte. Es decir... no he usado la inducción filosofal que me ha llevado a la conclusión de que debía empezar una nueva etapa, basado todo ese proceso en una reflexión del concepto global del equilibrio. No.

Más bien ha sido un "a tomar por culo con todo" y coger mis trastos para meterme en un piso cuquísimo del centro de Murcia, paso del cual estoy más que orgulloso, es decir, elección por descarte, o más finamente dicho, por deducción.

Ahora bien, la imprevisión de los actos cometidos ha supuesto que la logísitca haya fallado hasta cierto punto. Así pues, vosotros, malas influencias para mi vida puesto que no habéis sido capaces de enderezarme (ni de dia ni de noche) sois los directamente responsables de que me falten los siguientes enseres y quehaceres en mi nuevo nido del amor, de los cuáles debereis proveerme en breve si no quereis que tenga una recaída tipo Paris Hilton:

1- Un salero y un azucarero (de esos tipo forma de vaca con manchas... o bichos similares)

2- Un carro de la compra (el mercadona me pilla lejos)

3- Un delantal (lo quiero con volantes y lunares flamencos)

4- Un juego mariquita de tazas de cafe, o te. (se admiten diseños agata ruis de la piara)

5- Platos decorativos de muchos colores (los venden en "paparajote" junto a la catedral)

6- kilos y kilos de velas y barritas de incienso para mi nueva etapa espiritual.

7- Regalos inutiles de los que no sirven para nada pero quedan monísimos (nada que se parezca a los amantes de escayola, ni los tapetes de ganchillo de tu madre)

8- Ceniceros... necesito ceniceros, muchos ceniceros.

Aviso a navegantes: nada de sisarle a vuestras madres nada de lo que haya en la lista o de lo que no esté, eso ademas de ser mal hijo es de ser un cutre.

Agradeciendo de antemano vuestro interés por mi existencia, os mando un saludo con una mano (porque con la otra me estoy rascando) desde mi casa de la playa, en la que estaré hasta el domingo que viene por si quereis venir a emborracharos.

Os quiere.

Julio.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Dice José A. Pérez

Existe un concepto, llamado punto de inflamabilidad, que define la temperatura mínima necesaria para que una sustancia arda en contacto con el aire. Se trata de un valor fijo para cada sustancia… salvo en nuestro país. Porque España arde o no según factores socioeconómicos. Es uno de los grandes enigmas de la ciencia moderna: el misterioso punto de inflamabilidad español.

Durante el franquismo y la transición, este país ardía sensatamente, pero entonces llegó 1979, y los incendios se dispararon de una forma asombrosa, tanto en número como en superficie quemada (casi cinco veces más que el año anterior). La nueva España democrática se quemaba sin control, preparando ya el nuevo modelo de negocio en que asentaríamos (precariamente) buena parte de nuestra economía. Pero los récords de incendios empezaron a sucederse a partir de 1995. Fueron los años de la burbuja inmobiliaria, de la especulación, la recalificación, las urbanizaciones y los resorts demenciales. Los árboles ardían al contacto con el dinero.

Y llegó el punto de inflexión, en 2003, con la entrada en vigor de la Ley de Montes, que impide recalificar terrenos quemados hasta pasadas tres décadas. Desde entonces, España prende mucho peor, como prueban las cifras del pasado año (las más bajas de la década). Alguien debería profundizar seriamente en el misterio del punto de inflamabilidad, porque podría darnos una importante clave para entender el milagro económico español y el precio que hemos pagado por él. Dice nuestra Constitución que todo individuo tiene derecho a una vivienda. Yo añadiría: y también a un árbol.