viernes, 2 de marzo de 2012

El bosque desde fuera: Es sano sentir miedo

Intento ser una persona cómplice del momento que me ha tocado vivir. Por eso, en lugar de hablaros de los verdes paisajes de Portugal y de su acojedora forma de ser, prefiero hacerlo de otras cosas menos diarias, aunque para todo hay un rincón.

Llegué a Portugal cuando todavía el gobierno de Presidente Passos Coelho (que viene a significar "el comino del conejo" en la literalidad de los que no sabemos idiomas), no había metido la gran tijera que ahora os van a meter en España.

Hasta el mes de septiembre los portugueses vivían aún bajo el paraguas del Estado de Bienestar, esa bandera de la que Europa hace gala y que conforma su mejor carta de presentación. Y ahora no es así. También de forma literal, seas o no un experto en idiomas.

Ahora se cobra por todos los servicios sociales, incluída educación y sanidad, en algunos casos incluso independientemente del nivel de renta. Por poner un ejemplo colorido, si vas a urgencias del hospital te cobran 20 euros, los tengas o no.

La sensación generalizada es de vencimiento. Portugal es pues, un pueblo vencido. Orgullosos de su historia, de su patria y de sus tradiciones, los portugueses de a pie, que son cerca del 85% de la población, tienen un salario medio de poco más de 500 Euros trabajando 6 días a la semana cerca de 10 horas diarias. A eso hay que unirle que los precios son LOS MISMOS que en España. Saquen ustedes las cuentas, porque a mí no me salen.

La extrapolación de la realidad es inevitable, porque no puedes dejar de pensar en España y en lo que toca ahora, es decir, lo mismo que aquí.

Por eso, cuando veo las manifestaciones, las protestas y alguna salida de tono, no puedo dejar de alegrarme de que al menos, allí, no hayais perdido la esperanza de luchar por lo que nos pertenece.

Huyendo del falso discurso de que sólo queremos la vida cómoda, porque lo que tenemos nos lo hemos ganado a pulso, os animo a todos, a que salgais a la calle, a que no permitais este ROBO al que nos quieren someter, a que digais con voz bien alta que ni es justo ni es bueno.

Pienso en este punto que sentir miedo es algo natural, forma parte de la condición humana, y por tanto hasta cierto punto sano porque pone a punto tus reacciones y tus instintos, el truco está en controlarlo para que el propio miedo no te coma vivo. Desafiarlo y usarlo a tu favor es el reto.

No nos faltan ni argumentos ni compañía. Sólo espero que tengamos el tiempo suficiente para darle la vuelta a esta situación y que Europa y su clase política no termine de dimitir de sus obligaciones. El ejemplo de que puede ser así, lo tenemos en la no tan lejana Islandia.

Es pues, mensaje para navegantes.

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