domingo, 23 de agosto de 2009

Cubo y pala

Pudiera a alguien parecerle que las vacaciones sirven para descansar, pero en esta semana en la playa me he dado cuenta de una realidad tangible. Las vacaciones sirven para molestar a los demás.

En vacaciones (pocas o muchas) la invasión de seres que pueblan el sitio donde veraneo es cuanto menos contrario a la salud pública. Los menores... esos a los que tanto defienden de la tele, de internet y de las drogas, quedan sueltos sin correa y sin bozal y bajan en hordas dirección primera línea de mar... los padres, cautos adultos, protectores de todo lo bueno... quedan en casa hasta pasada una hora aproximadamente, esperando que los primeros se desfoguen con la arena.

Craso error. No existe el estrés post-vacacional, en realidad es el mismo estrés. El que traías del trabajo, que continua en vacaciones y con el que vuelves a tu domicilio habitual. Porque realmente... ¿quién descansa en vacaciones?.

Una vez más nos encontramos ante un bien escaso del que solo los privilegiados disfrutan, no es un derecho contemplado en las leyes que nos ordenan y por tanto no podemos reclamarlo. Son los que están de vacaciones todo el año los que ordenan las vacaciones de los demás.

El descanso que promueve la buena urbanidad se paga y nada tiene que ver con lo que vemos a orillas del mediterraneo.


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