martes, 18 de enero de 2011

Dice Nacho

A Hermann Tertsch le rompió varias costillas un macarra de bar, pero la culpa –según el PP y su coro mediático– fue del Gran Wyoming. Al consejero de Cultura de Murcia, Pedro Alberto Cruz, le han pegado una paliza tres animales, al parecer vinculados a grupos radicales violentos y al gamberrismo futbolístico, pero la culpa –según el PP– es del PSOE. Al entonces ministro José Bono le agredieron en una manifestación de la AVT, un lamentable incidente en el que participaron dos militantes del PP. ¿Adivinan de quién fue de la culpa? Del PSOE, cómo no. No sé si recuerdan esta vieja historia. Primero Rajoy minimizó los hechos: “Lo sucedido no es nada comparado con lo que nos ocurrió a nosotros la víspera del 14-M”, aseguró. Y después llevó a juicio a los policías que interrogaron a sus dos militantes implicados. Los policías fueron condenados en primera instancia, pero después el Supremo los absolvió. Nadie del PP se disculpó.

Pero volvamos a Murcia, epicentro estos días de la crispación nacional. Nunca sobra la condena absoluta de la violencia ni el apoyo total a la víctima, así que toda mi repulsa para los cafres del puño americano –o lo que fuera que usasen– y mis mejores deseos para el consejero agredido. Pero la manipulación de este suceso por parte del PP y del gobierno murciano, al culpar de la paliza al PSOE y a los sindicatos, está siendo tan repugnante como la propia agresión. De los hooligans violentos no espero gran cosa; de los dirigentes políticos, sí. Un mínimo: saber distinguir una animalada como ésta de las legítimas protestas contra los recortes que está aplicando el endeudado gobierno de Ramón Valcárcel. Responsabilizar también a Rubalcaba por no poner escoltas –no todos los cargos públicos los llevan– es otra manipulación más. ¿Acaso el gobierno de Murcia solicitó una protección especial?

En escolar.net

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