viernes, 18 de septiembre de 2009

Bohemio

Se acomodan los últimos invitados en el coso de Murcia para el espectáculo de la lidia, la grada se llena para impregnarse del arte, para ver de cerca al espada famoso, por curiosidad o turismo, que lo hay.

La feria toca a su fin, poco tiempo para que la banda haga su ultimo redoble y el honorable indulte o sentencie la faena, todo estudiado para que entre por los ojos, para que te seduzca y te integres en un mundo que es el tuyo.

El toreo, tal y como lo conocemos hoy (nada parecido a lo que fue), es un mundo bohemio, y como bohemio es soñador, de placer y de lujuria, de artificio y de liturgia, de fuerza y de pasión. Y como bohemio que es, también comporta lo más oscuro y sucio, lo más decadente y retrógrado: poner en manos de otros una vida que nos es ajena.

Llevo muchos años observando este mundo, que es el mío, acompañado de personas que adoran, simpatizan, toleran o respetan el frenesí del toreo. Incluso he ido a primera línea, al burladero, a ver yo mismo como es y como se desenvuelven las reses, los hombres, el público y el poder.

Mi decepción es tal que lleno de patriotismo, de bandera y de aje, duende, salero, de pasión y de lujuría... digo, que esta no es mi fiesta. Y que no lo será. Y que no es ni de lejos ni española, ni bonita, ni seria, ni verdad.

Ni el traje está hecho para el torero, ni ningún hombre para esas luces. Ni el toro sale valiente ni muere lleno de orgullo. Ni aplaude el público al toro, ni sale el torero henchido de furia al cortar las orejas, sino borracho de fama y de dinero. No es la pasión lo que nos lleva a matar, sino la ira, porque la verdad indiscutible es que muere, engañado por el rojo, aturdido por el ole, desquiciado con una música que no se parece en nada al silbido del prado y el silencio del monte.

Muere, y la gente sonríe, y queda para la siguiente faena. Un relato lleno de lágrimas que no concibo como parte de mi, ni de los míos, ni del mañana.

Como todo lo bohemio, el toreo terminará de existir tal y como lo conocemos aquí, y será otra cosa, como lo fueron los pasos, como lo fueron los curas, como lo fue este país. Y en ese término que rozará el filo de mi vida, contemplaré con gratitud, en el espectáculo del coso, que entre aplausos una vida no se fue.

Va por ustedes

1 comentario:

encombustioninterna dijo...

hola como va me gusto mucho el blog. yo estoy trabajando en uno de estudiantes de comunicacion social, si te pinta darte una vuelta es encombustionintern.blogspot.com estaria bueno poder hacer algo compartido