viernes, 29 de abril de 2011

Duales

Pensamos en dual, no podemos evitarlo.

Puede explicarse por nuestro código genético, que lo hace todo simultáneamente en pares, de forma simétrica, estamos diseñados por tanto en nuestra forma natural así para (según la selección natural) para desenvolvernos mejor en nuestro medio. O al menos en el medio que nuestros genes conocían hace miles de años cuando tomaron contacto con éste.

Iré más allá, además siguiendo este código genético, hemos sido educados también durante miles de años en la dualidad. Distinguimos conceptos por oposición, el bien y el mal, la luz y la oscuridad, guerra o paz, el claro del oscuro, lo bueno y lo malo, rápido y lento... y así con todo, incluída nuestra manera de relacionarnos. Porque nuestros dos estados son solteros o en pareja. Estamos solos o acompañados.

Pensamos en dual, porque estamos diseñados para ello. Pero esto puede cambiar, porque de la inteligencia humana ha aprendido otras formas de comunicación y de relaciones que está poniendo en práctica todavía de forma muy precaria.

La multilateralidad, lo que conocemos en política como gobernanza global, es un ejemplo de ello. En el campo de la ciencia podemos darnos cuenta del hallazgo más importante de nuestra historia, el átomo, que tampoco es simétrico. Y en el campo de las relaciones humanas ya quedan pocos foros en los que no se hable abiertamente de "otras formas" de emparejarse, es decir, se han roto esos tabúes que nos condenaban a estar casados, viudos o solteros... en dual.

En dual parece ser que la vida, y todo lo que la rodea, es más sencillo, siempre y cuando todos nos atengamos a la misma dualidad. Pero si uno solo de los invididuos se salta esta regla y tiende a una actividad polifacética ya lo vemos como raro y disidente, tratamos de aislarlo. Forma parte de nuestra sensación grupal, de protección de la especie... algo espartano, pero cierto.

Asi es que en el fondo, estamos en una batalla filosófica que decidirá si seguimos funcionando como lo hemos hecho durante mucho tiempo, en dual, o evolucionamos hacia esta diversidad de relaciones o multilateralidad. Y la batalla se librará en todos los campos, en la política, en la economía, en la convivencia, en las fronteras, en la organización de nuestras propias vidas.

La cuestión es que nos demos cuenta de que vivimos, efectivamente, es esa dualidad, y que una vez tomada conciencia de la posición, sepamos distinguir y tomar partido.

Una vez hallada la verdad habrá que elegir entre nuestra dualidad para con el mundo o elegir una nueva forma de vida. De la primera siempre nos podemos arrepentir, de la segunda opción no hay vuelta atrás, yo me atrevo.

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