martes, 18 de octubre de 2011

Así somos

Quizá la regeneración democrática pase sólo por los cambios en el gobierno de la nación. Quizá sea cierto que la alternancia en el poder sea la clave para evitar los desmanes en las instituciones del Estado y, lo que más tememos los convencidos del servicio público, la corrupción.

Pero no es así. La alternancia en el poder lo único que evita claramente es que sean los mismos aquellos que se equivocan y por ende, corrompan. Pero no ataja el problema en sí.

Dando por hecho que las personas tenemos cierta tendencia a cometer estupideces en el ejercicio de nuestra profesión, tendríamos que tomarnos más en serio las soluciones a este problema cuando el ejercicio de nuestra profesión es tomar decisiones que afectan a nuestros vecinos (es el ya conocido: no me jodas si no quieres que te joda yo a ti).

Por tanto, ¿porque no realmente ponemos este tema sobre la mesa?.

Seguramente sea por dos cuestiones: la primera de ella son los intereses ya creados en torno a los ámbitos de poder. La segunda el miedo a no saber hacerlo bien y que sea peor el remedio que la enfermedad.

Arturo Pérez Reverte, prolífico y apasionante escritor y paisano mío tenía razón (mal que me pese) cuando decía que nuestra clase política era poco menos que un atajo de inútiles que no se pondría nunca deacuerdo para sacar al país de sus males. Mucho de lo cual, pero con más optimismo, repetía José Luis Sampedro en una entrevista de Juan Ramón Lucas al afirmar que o lo hacen, o se ponen deacuerdo, o esto petará por algún lado. Lo veremos no mañana, pero sí dentro de unos pocos años.

No es por ser agorero. Cierto es que me gusta ser constructivo y por ello aporto notas para viajeros de la red que, por suerte o infortunio, acaben leyendo estas líneas. Alguno de ellos el día de mañana seguro tomará decisiones importantes.

La prueba infalible de que ésto puede hacerse bien, lo de no meter la mano de una u otra forma, es como se lo montan en los países nórdicos. Allí "joder la marrana" en las instituciones públicas tiene como consecuencia que hable mal de ti hasta la última de las porteras... algo insufrible. Y los buenos ciudadanos fineses, suecos, etc, se lo toman esto muy a pecho.

Aqui no, aqui da lo mismo. Porque no tenemos criterio de proporcionalidad, sino criterio de ovocidad...es decir, nos suda los cojones. Hemos asumido que quién haya mandando roba, y lo único que nos molesta es que robe al descubierto. Así somos de lerdos.

Quizá sería hora de aprovechar conclusiones tan sólidas como las proporcionadas por el Movimiento 15-M (y otros muchos antes que ellos), para que después de los próximos comicios nos pongamos en serio con este tema. Todos los que participamos de movimientos sociales deberíamos dar este paso.

Aquellos que no lo hagan... no se les ocurra hacer carrera en el norte de Europa, allí no te cortan las manos literalmente, pero duele más.

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