martes, 17 de abril de 2012

Un país estilo Opening, por resumir.

De lo políticamente correcto y lo políticamente inútil mucho se ha escrito en los últimos meses, a razón de la entrada en el gobierno del Partido Popular. Un partido que atesora, de momento, para sí, una de las mayores victorias del panorama electoral, con la mayoría de los ayuntamientos y comunidades autónomas bajo su mando.

Sumándole el gobierno del Estado, el PP ha comenzado sin cortarse un pelo lo que sus socios en Europa ya venían haciendo desde hace casi una década, desmontar pieza a pieza el Estado del Bienestar. Una operación de quirófano, delicada, minuciosa, que requiere de los mejores ingenieros y también de los mejores actores.

Tras la experiencia de los gobiernos regionales, dónde la red clientelar del pago de favores se extendía a través de movimientos sociales y la propia administración pública vendría "la perra gorda", una vez ganadas las elecciones generales solo tendrían que poner a los pies de los caballos (los mercados) las cuentas públicas.

Ahí entró la reforma urgente de la Constitución (pactada con el desarmado gobierno ZP), la reforma del sector bancario (con la eliminación de un plumazo de las Cajas de Ahorro y su acción social, ahora reconvertida en la mal llamada Responsabilidad Social Corporativa y un asco de códido deontológico voluntario) y la Reforma Laboral (la carta blanca para convertir al empresario en patrón).

Una vez hechos los preparativos por los ingenieros, era el turno de los actores. Educación y Sanidad, las conquistas sociales que todos pagamos todos los años con impuestos. Pero éstos, al contrario que los demás escenarios, son viejos conocidos por la ciudadanía, porque por ellos sí nos hemos batido el cobre y se han perdido muchas vidas en el camino.

Hora pues de intervenir para el ministro de Educación, un petulante don nadie, otrora comentarista, que vino a proponer hace sólo unos días volver a la masificación y que el inglés lo aprendiéramos al estilo Opening.

Luego, por seguir con la lista de don nadies, Jesús Aguirre, Senador del PP (trabajador del Servicio Andaluz de Salud y propietario de fincas, casas, etc) nos dice que van a decir lo que realmente piensan, por fin, porque ya están cansados de esperar a que pasen más elecciones. Se conoce que le ha picado en demasía no gobernar la tierra de la que es propietario, de otro modo no se entiende el exabrupto.

Cuando nos dimos cuenta que se nos había llenado el patio de mangantes, tuvieron que venir éstos a decirnos que no nos preocupamos porque España puede con todo y que ésta mala racha pasará. De ahí que Argentina, esa potencia mundial, nos expropie lo que le de la gana o que el Jefe del Estado se pire de fin de semana a cazar paquidermos en peligro de extinción, nosotros es que somos así de desprendidos.

Mucho me temo que habrá que relanzar la carrera espacial para largarse pronto de aquí, porque si bien de momento podemos decir lo que queramos, mas pronto que tarde incluso la resistencia pasiva será un delito.

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