martes, 5 de marzo de 2013

En defensa de las urnas

Hugo Chávez ha muerto tras más de un año de lucha contra el cáncer. Ha sido el único de los mandatarios iberoamericanos que no ha conseguido superar esta terrible enfermedad (Lula y Dilma en Brasil, Cristina en Argentina o Pepe en Uruguay).

Vayan por delante los respetos a los partidarios del Presidente de Venezuela, y también a los que no, igualmente múltiples. Por respeto institucional a los procesos democráticos que los propios venezolanos se han dado en las urnas es necesario la prudencial distancia que corresponde a quiénes, también de forma reciente, hemos pasado por momentos difíciles de cambio de modelo.

Esa es la realidad de Venezuela, la de un cambio de modelo en la forma de gobierno. Antes de su mandato prácticamente no se pagaban impuestos y existían carestías notables en el ámbito de la educación, la sanidad, la atención social o en el plano tan básico de la alimentación. Quiero recordar que la primera vez que resultó electo, el censo electoral lo formaban apenas 5 millones de personas, en la última casi 15. Es el botón de muestra de la falta de democracia existente en el país, la gente simplemente no podía acceder a las urnas porque las autoridades no permitían el acceso al censo, normal que siempre ganara la derecha política.

Lejos de establecer un paradigma de liberación (que sería un insulto a la inteligencia) o de establecer comparaciones con las democracias europeas (otro atentado contra el sentido común) es de justicia recordar los grandes logros de toda la sociedad venezolana que, en apenas 15 años, ha cambiado al faz de su territorio asegurando el futuro próximo de las generaciones que ahora han de tomar el testigo.

Máximo respeto a las normas que se da la ciudadanía de un país y los procesos democráticos que siguen, huyamos del paternalismo barato y dejemos que cada pueblo fije su propio futuro dónde corresponde, en las urnas.

Dicho esto, personalmente me alegraré de que continúe el proceso político llamado "bolivariano", que tantas alegrías está dando y más aún, me alegraré de que desaparezcan los tintes personalistas y  que lastran los logros conseguidos.

Prosperidad y futuro para toda la ciudadanía de Venezuela.

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