lunes, 13 de mayo de 2013

Llegar tarde no es una opción

Todavía a ninguno de los delegados al último congreso del PSOE se le ha caído la cara de vergüenza por votar en contra de las primarias. Fueron el 80% del mismo, quisiera saber cuántos de los mismos votarán a favor del proceso en el próximo Comité Federal. Una pirueta que no hay como esconder.

Tampoco sé cuántas veces más y de qué forma, tiene que decir la ciudadanía en su conjunto, que hay que dar el relevo ya a las formas y a las caras, porque ni siquiera el propio electorado del partido se identifica con la labor del Secretario General.

Los datos revelados en los últimos sondeos implican, no ya sólo la sabida desafección, sino también la inopia de quién sigue pensando que el cambio puede esperar días, meses, o incluso un año. Inopia que servirá para que otras fuerzas políticas ocupen el espacio propio del PSOE, ese centro-izquierda que agrupa a casi 10 millones de votantes en nuestro país y que ahora, progresivamente, empiezan a copar opciones como UPyD, Izquierda Unida o Equo.

Ando bastante cansado de escuchar que la misión de Rubalcaba es quemarse para salvar al partido, porque nadie dice a renglón seguido que, con él, nos estamos quemando todos los demás. Como si la imagen del partido no estuviera ligada a la del líder (la historia siempre se repite, miremos el ejemplo de Almunia en el 2000).

Llegar tarde no es una opción, ya no es una opción. Y si es cierto, como dicen los integrantes de la cúpula del PSOE, que el debate político (las ideas) no tiene que ver con el líder, no hay ninguna razón para cambiarlo. Abrir el partido en canal, con la elección directa y efectiva de candidatos y secretarios generales, con el voto directo de la ciudadanía, en procesos abiertos, públicos y participativos.

No tenemos más margen de maniobra y sirva como aviso a navegantes: seremos muchos, serán muchos, los que no esperen muchos más días o meses, perdiendo el PSOE base social y votantes, y éstos, ya no son recuperables, puesto que, como dicen en la cúpula socialista, el compromiso y la identidad, la marcan las ideas y no el líder.

Y sin embargo, lo peor de todo no es todo lo que acabo de relatar. Lo peor de todo es que, en el futuro, de continuar la dolorosa inacción, el PSOE perderá su capacidad histórica de mejorar el país y las condiciones de vida de la población, porque no volverá a tener el respaldo electoral necesario para hacerlo sin ataduras.

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