miércoles, 24 de abril de 2013

Colorados, como siempre

En Paraguay se han celebrado elecciones presidenciales en las que ha resultado ganador el conocido Partido Colorado. Conocido porque se trata de un partido político que ha gobernado el país los últimos 65 años, de forma ininterrumpida, incluido el terrorífico período de Alfredo Stroessner, un sanguinario consentido durante 20 años, compadre de gentuza de la calaña de Pinochet y del resto de dictadores sudamericanos.

Con respeto al resultado de las urnas en Iberoamérica, que ya he tratado en otros artículos de este blog, con sus luces y sus sombras, hay que apuntar varios elementos que ayuden a entender este resultado.

El primero de ellos es, sin duda, la situación de desestabilización nacional impulsada por el propio Partido Colorado (oficialmente Alianza Nacional Republicana) cuando, en la legislatura anterior, el Presidente Fernando Lugo, conservador y católico como la mayoría de los paraguayos, arrebató el poder a los colorados en un hito nunca conocido, con la ayuda de un gran frente amplio de fuerzas políticas y sindicales.

Dos años le duró la alegría a los paraguayos, a ese tiempo llegó un ejercicio de impugnación en el Senado de Paraguay, para revertir el resultado electoral, un "impeachment" de difícil encaje jurídico que tuvo como primer efecto la expulsión de UNASUR y MERCOSUR del gobierno de Paraguay, hasta la celebración de nuevas elecciones, por considerar como "golpe de estado de facto" el proceso contra Lugo.

Los "colorados", habituados al poder, necesitaban de una figura conocida y admirada, así es que escogieron a Horacio Cartes, un empresario venido a político que según sus propias declaraciones no había votado nunca porque nunca había creído en la política (menos ahora, que le tocaba ser cabeza de cartel), dueño de un club de fútbol y de la primera tabacalera de Paraguay.

Pagados los precios y puesta en marcha la maquinaria electoral, los colorados ganan las elecciones con dos fracasos importantes. El primero es que no superan el total de votos del total de fuerzas de la oposición (sin aplicación práctica, porque el ganador lo gana todo), en concreto se alzaron con unos picos miles de votos sobre la oposición de izquierdas, que en esta ocasión no concurrió bajo un mismo candidato (1.103.579 sobre 1.095.469 votos de los colorados). En segundo lugar, que los colorados no llegaron ni de cerca a los más de 10 puntos que Fernando Lugo le sacó a los colorados en las anteriores elecciones.

Ahora Lugo no podía presentarse a la Presidencia, pero sí al Senado, y será desde ese ámbito desde el cual reactive y unifique la oposición política a un sistema que ya se ha demostrado desgastado, corrupto y falto de liderazgo. Al tiempo.

Visto el panorama ¿cual fue entonces las razones del cambio político? Paraguay, con el gobierno de Fernando Lugo, no cambió las grandes políticas económicas, sino que amplió su base de acción, poniendo en producción sectores que andaban a medio gas, como por ejemplo los excesos de la presa del Itaipú o la anchura de la producción industrial, que supuso que en 2010 y 2011, Paraguay creciera en cifras cercanas al 15% del PIB, el más alto de Sudamérica.

Sin munición contra las cifras del buen gobierno, la entonces oposición colorada tuvo que acogerse a otra cuestión, más sensible y cercana a la población. Aprovechó el capítulo televisivo de la muerte, a manos de la policía paraguaya, de unos campesinos que ocupaban una finca de un conocido político colorado. En la localidad de Curuguaty murieron 17 campesinos a balazos, Lugo se puso de parte de las familias de los asesinados y anunció la destitución y encarcelamiento de los autores, el juicio político estaba servido. Solo dos meses después Lugo era destituído, oficialmente por "mal desempeño en sus funciones", así de laxo.

Horacio Carter es un reconocido homófobo que declaró preferir la muerte a tener un hijo homosexual y  tiene ahora con el nuevo gobierno la misión de estabilizar su poder. Por otro lado la izquierda paraguaya tiene el reto de volver a unirse, algo que seguro logrará, la pregunta es si lo hará pronto o esperará otros 65 años.              

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