lunes, 29 de marzo de 2010

Cuerpo en calma, alma en nervio

Una de las grandes cuestiones sobre las que se debate en plazas, calles y bares (sobre todo en bares) es cómo diablos hemos llegado al punto económicamente inestable en el cual nos encontramos.

Hacía no muchos días se deba a conocer la opinión al respecto de Thomas Frank (fundador del rotativo "The Baffler") a través de una entrevista en Público.

Sin alejarme en exceso de lo que piensa esté gurú de las teorías políticas, no puedo más que decir que todo es de relativo como queramos verlo. Es decir, depende de forma inexorable de nuestra forma de tomarnos la existencia.

Estar mal, lo que se dice mal, lo hemos estado siempre. Los que se levantan a las 6 de la mañana para partirse el lomo currando "tol" día hasta que llegan a casa (si la tienen) a las 8 de la tarde siguen siendo los mismos de siempre, y los mismos de siempre siguen siendo los que han estado repartiendo el parné.

Eso ha sido así desde que el mundo es mundo. Al igual que las crisis financieras, economicas, cíclicas y de todo tipo, que como los desastres naturales siempre afectan de manera inversamente proporcional, cuántos menos recursos tengas más jodido estás.

La desvergüenza de la clase dirigente (aviso a navegantes, no estoy diciendo gobernante)sigue tan patente como en todas las crisis anteriores. Ellos siguen llegando a fin de mes y otros no llegamos ni a final de semana.

Así es que me pregunto... si la consecución del estado del bienestar nos llevó así como unos 200 años de lucha efectiva y material... ¿cuanto más tendremos que batirnos el cobre para que éste mismo objetivo se extienda, consolide y profundice?
Sin embargo, sea cual sea la respuesta no deja de ser cierto que la variable no es la cantidad... sino la calidad. Es decir... no importa realmente cuánto tiempo o generaciones tengamos que pencar, sino, contra quién. Y aquí la respuesta, si usted es listo y avispado, es la misma que en todas las crisis anteriores.

A través de la ciudadanía activa y la reclamación constante pondremos de nuevo (como decía Frank) a la izquierda política y social en su sitio, que es dónde debe estar, extendiendo las conquistas sociales.

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