viernes, 12 de junio de 2009

Demos un paseo

Recordaba aquellas frases de mis congéneres diversos cuando ya por el tercer o cuarto año me gritaban: Deja de pasear libros!!. La alocución venía dada por la advertencia, basada en la experiencia y subsistente en la relación entre aprobado = funcionario = tranquilito.

Es la mentalidad de este país, recuerden el "tengo a mi hijo colocao". Esa misma frase, hoy cobra nuevas acepciones. Pero entonces y hasta hace poco, y siempre en círculos de bien y de decencia, venía a confirmar la teoría anteriormente expuesta, que con un cinquillo en la carrera te sacabas igual las oposiciones (o no) y de ahi a alguna plaza de alguna concejalia de algun ayuntamiento donde volver a pasear. Esta vez, no los libros, sino los papeles.

La ley del mínimo esfuerzo nos enseña como, sin doblar el lomo un ápice, alcanzamos los niveles de estabilidad inmediantamente inferiores a los de nuestros dueños. Sí, leyeron bien, nuestros dueños, los que desde siempre controlaron el dinero en este país. Ayer sin ir más lejos no pude dejar de fliparlo... subo a la última planta de mi trabajo y tienen a un tipo UNICAMENTE para dejar comunicado en casilleros. Que sí que sí... que tu llegas con un papel para quien sea, y este va y lo deja en su casillero (pero sin colas, ni agobios, ni 2 mil casilleros).

Así pues, me pregunto por qué no despuntar cada cual en su ámbito, para que siendo los mejores seamos por fin otros los que dispongamos del poder (por una vez). Que nadie se escandalice, no estoy hablando de ampliar la jornada laboral, solo digo que podríamos emplearla mejor, por ejemplo, dejando de pasear papeles.

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