viernes, 17 de julio de 2009

Escolar dice...

La diplomacia española es tan coherente como valiente. Miguel Ángel Moratinos no sólo viajó a Guinea para buscar más negocio para las multinacionales españolas. También pidió “más democracia” al dictador Obiang. Es todo un piropo. Para que hubiese más democracia en Guinea, antes debería haber algún rastro de democracia, por pequeño que fuese.

Dentro de pocos días, el 3 de agosto, Obiang cumplirá 30 años en el poder tras un golpe de estado contra el anterior dictador, Francisco Macías, su tío. El país ha cambiado mucho en estas tres décadas: ahora hay mucho más para robar. Desde que apareció petróleo, en 1995, el PIB de Guinea se ha multiplicado por cinco mil; el PIB per capita ha alcanzado tasas equivalentes a las que tenía España en 1997. La realidad de la calle es muy distinta. Según un reciente informe de la ONG Human Rights Watch, la mortalidad infantil ha pasado de 103 muertes por cada mil en 1990 a 124 por cada mil en 2007.

Guinea va bien, y su democracia avanza tanto como el desarrollo económico del país. En el último pucherazo, en las elecciones de 2008, Obiang concedió un único escaño de cien a la oposición. Varios diputados españoles participaron como observadores del paripé, que describieron como “un avance”, “un nuevo paso en el proceso de democratización” del país. Y sí, fue todo un avance. En el anterior pucherazo, a la oposición le dieron dos escaños de cien. Pasito a pasito, todos juntos y Obiang el primero por la senda constitucional, es probable que, en los próximos comicios, el dictador logre el cien por cien de los escaños. Y entonces España pedirá más petróleo. Y más democracia, por supuesto.

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