viernes, 23 de enero de 2009

A las puertas del cambio

En los albores de marcar los 30 tacos, uno llega a preguntarse por las inclemencias del tiempo, y no del meteorológico que sufre mi hermano (y mi madre en añadidura por él) sino de los avatares del tiempo.

Son muchos los datos que se me han ido acumulando y quiero hacer retrospectivamente un análisis de los míos, es decir, de los de cajón, para no hacer que quieén lea esto se llene la cabeza de ideas raras.

Recuerdo cuando los locos de los misiles empezaron la ofensiva en Gaza, dije entonces que antes de que Obama tomara posesión ya estarían en retirada... y así ha sido. Esto no es gracias a mi fundado análisis ni a la divina provinencia, sino al cajón.

Recuerdo también que dije que el PP empezaría a darse codazos a cuenta de las tramas en Caja Madrid, y así ha sido. Esto no es gracias ni a mi análisis ni los rayos de luz que parten del cielo, sino al cajón.

Al mismo tiempo quiero recordar que la ortodoncia me estaba matando a base de retorcerme los piños y que al retirarmela descansaría, y así ha sido (dos años de tortura). Esto no es gracias a mi análisis ni a la clínica dental, sino al cajón y a los cerca de 3 mil lelos que les he soltado en este tiempo.

Refundamos todo ello en un puchero y llegaremos a la conclusión de que las jilipolleces de la vida tienen los días contados y que, más tarde o más temprano, todo acaba estando a su sitio, aunque para ello tengan que quedarse en el camino los muertos, los políticos o nuestras ilusiones.

Decía José Sacristán hace pocas horas que con la edad uno se vuelve más intolerante en ciertas cuestiones, como por ejemplo en la permeabilidad a los jilipollas, y tiene razón. En estos días, cuando por mis labores diarias u observando las noticias, veo la proliferación de jilipollas que se multiplican como las setas bajo la lluvia, me llevo las manos a la cabeza y me digo... vamos listos.

Lo confirmaba anoche Mayor Zaragoza, tenemos una generación de políticos de bajo nivel. Esta mañana lo volvía a confirmar Aznar con la mierda esta de Planeta Azul (no Verde).

Los tontos, jilipollas e hijosdeputa, tienen una cosa buena (Héctor Alterio es una fuente de sabiduría) y es que no te van a fallar nunca, siempre están ahí. No nos fallemos nosotros y pongámonos manos a la obra. Tenemos mucho mundo que construir, si nos faltaban pruebas de que con ilusión todo es posible... miremos al Imperio, ahora lo preside un negro evangelista socialdemácrata.

¿He dicho ya que me han quitado la ortodoncia?

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