viernes, 22 de enero de 2010

14 de Febrero

Buenas noches:

Y las noches te saludo porque no hay luz en mi vida, no existe el amanecer, no mueren mis noches de agonía hasta que tú haces las veces de día; porque tú llenas la oscuridad de resplandor, mi vacío de abundancia, tú eres lo que yo necesito para no acabar apagado como el útlimo de los rayos de sol, quienes se pelean por alumbrar tu ya de por sí cegadora belleza.

Me llamo Ángel, pero más me acerca al cielo el haberte conocido a ti. Si te perdierea tendría que parar mi sangre para visitar el país de las nubes y los alados, y conseguir volver a ver miradas como la tuya. Poeta soy y mi trabajo ya he cumplido porque he encontrado la expresividad, la belleza, la perfección en tu imagen. Me siento caliente, vivo, sería capaz de volar cuando te miro y lo ignoras; pero cuando tus ojos se cruzan con los míos y me descubres observñandote, me hielo, hasta el último de mis poros enloquece, mi cara se enciende anunciando la llegada del rubor, siento golpes en mi pecho capaces de hacerse oir a grandes distancias.

Me detengo a pensar en ocasiones si sería capaz de hablarte, pero la respuesta de mi conciencia es clara, ella me conoce, está segura, ella dice: ¡JAMÁS!

Cuando te oigo hablar me parece que por mis oídos revolotean pájaros cantores, tu voz es suave, es capaz de enamorar incluso en la lejanía de un teléfono, el eco se callaría para no interrumpir tus frases y palabras. Por todo esto te escribo y lo hago con temor, temor que me obstruye la garganta, remueve mis entrañas, humedece mis manos y seca mi boca.

He de dejar morir aquí mis letras, y mueren felices de haber paseado por tus ojos, los cuales espero que no se sientan ofendidos por haber estado leyendo mi más profundo amor.

Atentamente: A.A.

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