Pensante, que tanto pienso en ti,
arena del reloj que tarda
un nunca en darte las doce.
Escudo y salvaguarda
de tu rostro frente al viento.
Diario del convento en tu portal
y ser quien a tu ventana no puede
si no le dejas llegar.
Pensante de tus tratos
y del instante que observo.
Nacido del momento
donde dijiste que no te fallé.
Alado de tus sueños
y tu de los míos también.
Amigo de tu alma libre
y de tu sonrisa por fe.
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