jueves, 10 de enero de 2008

La pasión como virtud


Habiendo dejado atrás tiempos en los que los aconteciemientos se viven más en caliente, hoy viendo el bosque desde lejos y desde fuera, se puede comprobar el sabor de un trabajo bien hecho.
Mª José Alarcon es una de esas personas de raza que no desiste, sino que insiste. Una de las que se creen lo que dicen y por eso lo dicen. Una de las que convence con la palabra, con la pasión de las palabras.
Pocos de raza quedan en la clase política (exiguos en número en el ayuntamiento de la capital) y menos aún que se acaben de incorporar a la tarea de servir a la ciudadanía desde un escaño.
Mª José Alarcon, independiente y comprometida, acecha desde la oposición la labor tremendista del Partido Popular en el gobierno municipal, que en una decada le ha cambiado la cara a Murcia... para mucho peor.
La gran aportación de Cámara a la ciudad, lo que deja para la posteridad, son dos grandes centros comerciales a las afueras (y los que quedan por venir) y ahí quedó su legado.
Ni río, ni grandes avenidas, ni hermosos parques, ni más servicios sociales, ni más ocio nocturno, la misma agenda cultural, la mucha contaminación, la poca credibilidad.
Frente a ello, personas que trasnmiten serenidad y tranquilidad, y contagian ansias y esperanzas de futuro.
Cuando la política no deja de ser un acto de creencia en las personas y en su palabra, Mª José Alarcón no puede ser sino una de las personas en las que creer.

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