Estoy pasmado por momentos. Y digo por momentos porque a ratos me voy recuperando, hasta que me vuelven a tumbar otra vez.
La frivolidad es una de las cualidades tempranas del ser humano, disfrazada de curiosidad por lo ajeno nos hace sentirnos atraídos por las más absurdas escenas. Nuestro gusto por las celebridades va en aumento puesto que ahora nos interesa hasta como conducen o que pasa en el interior de su propio domicilio... http://www.publico.es/033558/policia/interviene/pelea/casa/britney/spears .
La noticia que bien puede servirnos como denuncia social, se torna en victoria para aquellos que dejan frito el cerebro de quienes nos sentamos atentos frente a los medios de comunicación, una fase traumática de nuestra evolución intelectual. ¿ Es quizás esto necesario para crecer como individuos ?
¿Os acordais cuando de pequeños nos dejaban montar en la bici, tras dos someras lecciones de lo que representaba el equilibrio y minutos mas tarde nos estampábamos contra el suelo? La vecina dijo... "déjalo, así aprende". Nuestras ilusiones de libertad y nuestro sentimiento de seguridad se desplomaron a escuchar a nuestra madre decir "más llora menos mea" (cabrona la vecina, sin epítetos para la madre).
Pues esto es algo bastante parecido, hemos de sufrir este insulto a la inteligencia en reiteradas ocasiones para poder comprobar que hay otros focos de interés, eso si no quedamos atrapados en la jaula del cotilleo.
Habiendo pues justificado a mi favor la usura televisiva y el absurdo informativo, queda pendiente la cuestión de... ¿hasta cuando? Pues hasta siempre, porque las generaciones venideras precisarán de la misma medicina o fármaco similar, ahora en formato "luxury", pero antes estaba la religión con sus sotánas. ¿que será dentro de 10 o 20 años?
Tomen nota, esta es la mayor fuga de cerebros que sufrimos en este país después de la de los científicos. Pero a cambio tenemos mucho arte y mucho sol y una presidenta de escalera y una Conferencia Episcopal que da gusto verlos hombre.
Ya quisiera Finlandia.
La frivolidad es una de las cualidades tempranas del ser humano, disfrazada de curiosidad por lo ajeno nos hace sentirnos atraídos por las más absurdas escenas. Nuestro gusto por las celebridades va en aumento puesto que ahora nos interesa hasta como conducen o que pasa en el interior de su propio domicilio... http://www.publico.es/033558/policia/interviene/pelea/casa/britney/spears .
La noticia que bien puede servirnos como denuncia social, se torna en victoria para aquellos que dejan frito el cerebro de quienes nos sentamos atentos frente a los medios de comunicación, una fase traumática de nuestra evolución intelectual. ¿ Es quizás esto necesario para crecer como individuos ?
¿Os acordais cuando de pequeños nos dejaban montar en la bici, tras dos someras lecciones de lo que representaba el equilibrio y minutos mas tarde nos estampábamos contra el suelo? La vecina dijo... "déjalo, así aprende". Nuestras ilusiones de libertad y nuestro sentimiento de seguridad se desplomaron a escuchar a nuestra madre decir "más llora menos mea" (cabrona la vecina, sin epítetos para la madre).
Pues esto es algo bastante parecido, hemos de sufrir este insulto a la inteligencia en reiteradas ocasiones para poder comprobar que hay otros focos de interés, eso si no quedamos atrapados en la jaula del cotilleo.
Habiendo pues justificado a mi favor la usura televisiva y el absurdo informativo, queda pendiente la cuestión de... ¿hasta cuando? Pues hasta siempre, porque las generaciones venideras precisarán de la misma medicina o fármaco similar, ahora en formato "luxury", pero antes estaba la religión con sus sotánas. ¿que será dentro de 10 o 20 años?
Tomen nota, esta es la mayor fuga de cerebros que sufrimos en este país después de la de los científicos. Pero a cambio tenemos mucho arte y mucho sol y una presidenta de escalera y una Conferencia Episcopal que da gusto verlos hombre.
Ya quisiera Finlandia.
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