domingo, 22 de febrero de 2009

Capítulo Informativo (III)

Hace unos años, cuando la imposibilidad de gobernar el Consejo de la Juventud, hace que el Partido Popular monte en cólera, se decide desde la sede de este partido político organizar una reunión al más alto nivel para analizar la situación frustrante en la que se encuentran sus cachorros. No se puede permitir que los cachorros se estén dando golpes contra la pared una vez tras otra, eso les deslegitima como servidores públicos.

Acude a esa reunión un Consejero del Gobierno de aquel entonces, el Presidente de los jóvenes populares, los diputados autonómicos más jóvenes y toda la plana mayor de las Nuevas Generaciones del PP. En esa reunión, que termina bastante entrada la noche, hay reproches, golpes encima de la mesa, caras largas pero un denominador común: acabar con los medios que sean con el obstáculo del Consejo de la Juventud Regional.

El análisis es claro. No se puede tolerar que la representación de los jóvenes de la comunidad esté en otras manos que no sean las populares y en consecuencia se ponen dos soluciones encima de la mesa.

La primera, defendida por el sector más dialogante de la formación, consiste en abrirse al diálogo con el resto de jóvenes del consejo. Es pues un puro ejercicio de aritmética que atañe única y exclusivamente a la creencia democrática de ganar confianza y votos.

La segunda, en el otro extremo de la mesa, tiene como precursores a los que no están dispuestos a ceder nada. Ni argumentos, ni políticas ni mucho menos presupuestos. La solución pasa pues, por eliminar el caracter de representación del mismo consejo de la juventud, cuando no sea posible eliminar el propio consejo. Y para esto, hace falta una ley.

Los cargos públicos del partido deciden apoyar esta segunda opción. Se redacta la ley (futura Ley de Juventud) y se guarda en un cajón a la espera del momento oportuno.

¿pero por qué no hacerlo ya mismo? ¿tras esa reunión? ¿por qué debían esperar?

Los estrategas del PP pueden ser intolerantes pero no tontos. En esos tiempos en Consejo de la Juventud de la Región de Murcia vive uno de sus mayores momentos de proyección pública, crece en miembros de forma exponencial y gana credibilidad entre la sociedad y los medios de comunicación.

Un trabajo fruto del esfuerzo de los equipos del Consejo y que vuelve opaco cualquier planteamiento de los populares que parecen no tener discurso en políticas de juventud. Desde el año 2000, en plenas mayorías aboslutas de Aznar y todo el PP a todos los niveles, sólo el Consejo de la Juventud de la Región de Murcia resiste el embite del PP.

Los populares en esos años han ganado todo, los gobiernos nacional y regional, la mayoría de los ayuntamientos de la región, el cariño del sindicato de regantes, el clientelismo de una red social de asociaciones de vecinos y amas de casa, la representación del Claustro de la Universidad de Murcia y la Politéctica de Cartagena, los agricultores, la federación de constructores... TODO. Se trata pues de un gigante contra el que apenas se puede luchar.

Pero se podía luchar...

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